Algo está pasando.
Uno creería, por ejemplo, que el proceso de hacer una autopsia es un proceso científico y que, por lo tanto, más allá de matices, coinciden en algo.
Uno creería que la policía de la Ciudad de México, porque lo ha dicho, tendría una estrecha relación con la policía de Nezahualcóyotl.
En todos los absurdos y desastres e impunidades que hemos visto por décadas en nuestro sistema de justicia era difícil imaginar este nuevo giro de tuerca.
Arranquemos por Debanhi Escobar.
La noche del ocho de abril de 2022, sí, hace todos esos meses, Debanhi salió para ir a una fiesta de la que nunca regresó. Dos semanas después —a pesar de que su desaparición se había reportado casi inmediatamente— se encontró el cuerpo de Debanhi en la cisterna de un motel por los rumbos donde había desaparecido. Los peritajes y la conclusión de la Fiscalía de Nuevo León fue que Debanhi había caído en la cisterna y eso le había provocado la muerte. Para esto filtró y/o hizo públicos una serie de videos y otra información para reforzar su teoría. Los padres de Debanhi sospecharon de esa conclusión y mandaron a hacer otra autopsia que dijo otra cosa: que Debanhi había sido asesinada. La Federación, dado el escándalo, tomó el caso, exhumó el cuerpo de Debanhi, hizo otro estudio y concluyó, sí, que había sido asesinada, pero de manera diferente a lo que decía la segunda autopsia.
Nueve meses y medio después no tenemos idea de lo que pasó aquella noche, quién mató a Debanhi, si es que la mataron o por qué. Eso sí, ya hay un par de arrestos. Pero lo que en verdad hay es impunidad.
Ariadna Fernanda López fue encontrada muerta en una carretera de Morelos. La fiscalía de aquel estado hizo un peritaje y dio una conclusión: broncoaspiración por alcohol. La fiscalía de Ciudad de México hizo su investigación, encontró los videos de la última noche de Ariadna que involucraban a sus amigos e hizo otra autopsia que dijo algo muy diferente a la primera. También hay arrestos, pero hoy no sabemos qué fue lo que pasó aquella noche ni quién hizo qué. CdMx ya se lo dio a la FGR. La impunidad reina.
Ahora tenemos una desaparición, que por fortuna no acabó en ninguna muerte, que la fiscalía de CdMx nos dice nunca existió, aunque algo raro hay con las declaraciones que los policías de Neza habían dicho. Me temo que, como en los otros casos, nunca sabremos qué pasó.
Así lo de la justicia y la “impunidad cero”.
Carlos Puig@puigcarlos
