Un ex director del Infonavit contrata a una empresa y después del siguiente director termina ese contrato.
El costo para el Infonavit es de 5 mil millones de pesos en daños y perjuicios. Para tener una idea, la primera entrega de la “estafa maestra” contabilizó en 7 mil millones los daños al erario.
Uno de los socios de aquella empresa compensada con 5 mil millones ya devolvió 2 mil. Otros están en litigio. Pero nada más. El contrato y su recisión pasaron por el Consejo de Administración del instituto, que tiene representantes empresariales, sindicales y del gobierno.
La semana pasada, el presidente de la Concamin y miembro del Consejo, Francisco Cervantes, dijo en la sesión extraordinaria de la Asamblea, que fue pública, que ellos fueron engañados.
Cito: “También es de menester compartir que, en los últimos años y hasta hoy en día, los órganos de gobierno del instituto, en especial la Comisión de Vigilancia, el Comité de Auditoría y la Comisión Nacional Bancaria de Valores, y las administraciones, han detectado y nos han informado de anomalías de actos indebidos y abusos de confianza cometidos por ciudadanos que han ocupado cargos de responsabilidades e inclusive mintieron a los órganos de gobierno”.
“Las instancias administrativas le han dado cause y seguramente los órganos de gobierno deberán ser informados oportunamente de sus resultados. Esta situación no es motivo de orgullo para nadie en el instituto, al contrario, nos sentimos agraviados; sin embargo, la historia del Infonavit nos muestra en sus logros que han sido más grandes que sus problemas, e incluso que sus errores, de lo cual siempre debemos seguir aprendiendo para que no se repita”.
Algunas preguntas: ¿En serio, nadie en el consejo se dio cuenta que un pago de 5 mil millones de pesos a una empresa por algo que no había cumplido no era, digamos, excesivo? ¿Quiénes son los ciudadanos que cometieron “actos indebidos”, “abusos de confianza” y que le “mintieron a los órganos de gobierno”? ¿Dónde están? ¿O son tan inteligentes que no solo le mintieron a empresarios, líderes sindicales y funcionarios gubernamentales, sino que hoy están tranquilos en su casa? En serio, ¿nomás es cosa de aprender para que no se repita? ¿Dónde andaban Alejandro Murat y David Penchyna?
Eso sí: el presidente de la Concamin confía que todo será mejor.
@puigcarlos