Emiliano Salinas Occelli era el vicepresidente de ética de Nxivm, la organización fundada y liderada por Keith Raniere, quien ayer recibió una sentencia de 120 años por tráfico sexual y otros delitos.
Déjenme repetir, el mexicano Emiliano Salinas era el responsable de la ética del grupo. Es impresionante la cantidad de mexicanos que participaron en el grupo, en Albany y en México, y hay varios que aún defienden al monstruo que ayer fue sentenciado. Todos, Emiliano el primero, han salido huyendo de esa relación a partir del reportaje de The New York Times —aunque las denuncias ya existían de tiempo atrás—sin mayores explicaciones. Empresas como una de nombre Ánima, que se decía fundada e inspirada por Raniere y que ganó buenos contratos con el gobierno de México, solo cambio de nombre, por ejemplo.
Ahora resulta que no sabían nada… Ayer durante la sentencia habló Camila, mexicana, una de las mujeres a las que con más crueldad trató Raniere.
Así contó mi querida colega Roberta Garza lo que dijo en el juzgado: “Me separó de mi familia, de mis amigos, de mi vida entera hasta que mi valor se redujo a qué tanto podía complacerlo. Al principio me repugnaba, pero todos a mi alrededor me empujaban a él. El 10 de septiembre de 2005 tuvimos sexo. Yo tenía 15 años, él más de 40. Constantemente me pedía hablar de mis aventuras sexuales, pero yo no tenía ninguna; hasta llegar con él era virgen. Sigo sin poder saber qué es una relación normal y una abusiva. Dejó expirar mi visa y me controló de ahí en delante con eso. Me sacó de la casa de mis padres para mudarme a una donde estuviera sola; decía que sería ‘nuestra casa’, pero solo llegaba, teníamos sexo y se iba. Decía que mi mayor valor era la pureza, así tuve una relación afuera para que me dejara ir, pero no, solo comenzó a devaluarme y castigarme. Me exigía que no pesara más de 45 kilos y desarrollé anorexia. Pedí ir al doctor y me decía que él sabía más que cualquier doctor. Intenté suicidarme y, cuando llegó a la casa, la sangre me corría por los brazos, pero él solo dijo: ‘¿sabes el daño que me harías si hubieras muerto?’, y me dijo ‘egoísta’ por hacerle eso…”.
Camila vivió 12 años en Albany como esclava de Raniere. Los años en que el vicepresidente de ética del grupo y muchos otros mexicanos lo visitaban con frecuencia. Nunca vieron nada, dicen. ¿Cómo duermen? Me pregunto.
@puigcarlos
