En el desastre de la justicia mexicana, una obsesión de este espacio, perdón, el caso Ayotzinapa será un nuevo ejemplo de todo lo que está mal.
Permítanme precisar: estaba mal, muy mal, sigue muy mal, tal vez peor.
Ayer el encargado de cumplir la promesa del Presidente de que solucionaría el caso, Alejandro Encinas, y nos diría qué pasó y dónde están los jóvenes informó:
“El Juzgado Segundo de Procesos Penales Federales ubicado en Toluca decretó auto de formal prisión en contra de los ocho militares detenidos por el delito de desaparición forzada de los 43 normalistas de #Ayotzinapa”.
Los soldados procesados son Gustavo Rodríguez de la Cruz, Omar Torres Marquillo, Juan Andrés Flores Lagunes, Ramiro Manzanares Sanabria, Roberto de los Santos Eduviges, Eloy Estrada Díaz, Uri Yashiel Reyes Lazos y Juan Sotelo Díaz.
El fin de semana supimos que también se arrestó a Gualberto Ramírez Gutiérrez, ex jefe antisecuestros de la Seido por lo que hizo con los primeros arrestados del caso: torturarlos para que contaran cosas. En nuestro sistema, jodido pero normal, donde no se investiga hay de dos: o se tortura o se inventa flagrancia.
Frente a esta incapacidad, Encinas ha optado por ir por los que crearon las otras conclusiones, de tal calidad —sí, muy mala— que los jueces que la han evaluado han tenido que dejar libre a quienes han llegado a sus tribunales.
Pero en cualquier caso podría ir contra los mismos. Es más, podría ir contra los fiscales de estos tiempos, que hacen lo mismo.
Pero así es. La política frente a la justicia.
Pablo Ferri, de El País, dice que el GIEI ya se va, un poco harto.
Tienen razón. En el último informe hablaron de todo lo que la Sedena no quiere contar. Dijeron: “El GIEI solicitó en varias ocasiones tener acceso a toda la información relativa a los CRFI de Iguala. Al no haber contado con ella, el propio Presidente ha pedido la información. Tanto el GIEI como la justicia han tenido información y prueba de que dichos documentos, cuya existencia se niega, fueron movidos y concentrados en un lugar determinado. Sin embargo, la respuesta de Sedena ha sido que dicho traslado no se ha llevado a cabo, que dichos documentos no existen y que se debe denunciar a quienes están informando de ello”.
Dirá la Sedena, Encinas y AMLO que ahora hay militares en prisión, suficiente. ¿Y los mandos?
Pero los militares no detuvieron a los jóvenes. Los que sí, están fuera.
Y nada más sabremos. Eso es un fracaso. Ni modo.