El próximo lunes será inaugurado el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.
Será el lunes porque hace muchos meses así lo decidió el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Será, pues, una inauguración de un proyecto que aún no funciona como según los planes va a funcionar. Será casi simbólica, con pocos vuelos, las nuevas vías de acceso aún no terminadas. No dudo que en los próximos meses y años el aeropuerto será otra cosa, no ahora.
La ceremonia del lunes, sin embargo, es una buena ilustración de cómo, en las cosas que más importan al Presidente, funciona el gobierno y cómo López Obrador empuja lo que tantas veces ha llamado el “elefante reumático”.
Sobran y sobrarán ejemplos en los próximos años.
En el Tren Maya, por ejemplo, el tramo de la Riviera Maya se comenzó a hacer con prisa encima de una carretera, pero al darse cuenta de lo que eso significaba, se ha empezado a hacer lejos de ese camino en medio de la selva, con lo que eso ha significado y significará en términos ecológicos. Lo único que importa es que se termine, porque para esa inauguración también hay fecha, diciembre de 2023. Ya veremos qué se inaugura.
A toda máquina se trabaja en Dos Bocas para cumplir otra fecha, el 2 de julio, cuando el Presidente ha anunciado que inaugurará esa refinería. Ya veremos qué hay terminado para esos días.
Para cumplir con esas fechas se ha recurrido a decretos, cambios en los contratos, pero sobre todo a la constante supervisión personal del Presidente en esas obras.
Toda obra de infraestructura en el mundo, toda, sufre retrasos y sobrecostos, está casi en la naturaleza de esos enormes proyectos. Claro, en México tenemos homenajes a esa condición, como el desastre del tren México-Toluca, y tal vez es de ahí que el Presidente está obsesionado con la prisa.
Habría, sin embargo, que advertir que esas prisas pueden tener otros costos, como el mencionado en la Riviera Maya, lo que se viene en otros tramos selváticos que toca construir al Ejército o ya veremos si llega Dos Bocas, y por qué no recordarlo, algunas decisiones que se tomaron hace años con la Línea 12 en Ciudad de México con tal de que la inaugurara Marcelo Ebrard.
Las prisas en obras de infraestructura no son buenas consejeras. A veces el elefante tiene que moverse con lentitud para llegar bien a su destino.
Carlos Puig
@puigcarlos