Hemos normalizado a tal magnitud la bronca política, el descontón, los insultos y las descalificaciones en lugar del trabajo eficiente que parece no extrañarnos el absurdo que tantas veces vivimos.
En ningún sector de nuestra vida pública esto es tan claro como en la justicia. La politización de la justicia es que las víctimas siempre queden al último.
Hace nueve días, sí, nueve, en una carretera del estado de Morelos, a solo un kilómetro de una caseta, se encontró el cuerpo sin vida de una joven. En Morelos se cuentan más de 80 feminicidios este año. En aquellos días se sabía que había estado la noche anterior en un bar de Ciudad de México, en casa de unos amigos y después “había tomado un taxi”. Poco más.
El viernes pasado, el fiscal de Morelos informó que la necropsia realizada en aquel estado dio como resultado la causa de la muerte: “una grave intoxicación alcohólica y una consecuente broncoaspiración”. Que no había indicios de que fuera un feminicidio, pero que la investigación continuaba. Y aunque dijo que notaron “moretones” en extremidades, no se presumía que hubieran sido causados por golpes.
También dijo aquel día que “si es que hubo una intervención ilícita, que pudo haber sido en Ciudad de México, pudo haber sido traslada por determinadas personas o determinables personas desde Ciudad de México”. Y agregó que ya se trabajaba en conjunto con las autoridades de CdMx para determinar el recorrido de la víctima.
El domingo la fiscal de Ciudad de México informó que una nueva necropsia reveló que el cuerpo de Ariadna “presentaba diversas lesiones por golpes, por lo que se determinó que el motivo del fallecimiento fue un trauma múltiple, que se clasifica de mortal”. Además reveló que se tenían videos y fotografías que presuntamente implicaban a dos personas en la muerte y traslado de Ariadna a Morelos. Ambos ya han sido detenidos.
Dos necropsias, dos resultados. ¿Se acuerdan de Debanhi?
El lunes, la jefa de Gobierno se lanzó con todo. Acusó al fiscal de Morelos de tener relación con el presunto implicado y de querer ocultar el feminicidio. Se puso a hacer política. Nunca tarde, el presidente López Obrador ayer le siguió en la mañanera. El fiscal ya salió a contestar y ahora resulta que tiene localizado al arrestado en el lugar donde se encontró el cuerpo… en fin. Todo mal.
¿Y Ariadna? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Lo sabremos? Yo no apostaría. Nada nuevo, una tristeza. Aquí le tocó morir.
@puigcarlos