Las cosas en Estados Unidos se están poniendo cada vez más complicadas.
Los recientes ataques sucedidos en el Paso, Chicago, Ohio, y demás ciudades, no pueden quedarse en simples casos aislados, orquestados por dementes que un buen día, mal entendieron el adoctrinamiento estúpido de “Hacer América Grande Otra vez” y salieron prácticamente de cacería.
Este fin de semana, la ciudad de Portland, Oregón, vivió una tensa jornada.
Un grupo denominado “los chicos orgullosos” (Proud Boys), protestaron por toda la ciudad para “seguir haciendo grande a América”, exigiendo a las autoridades locales que se pongan a trabajar y “limpien” a Portland de comunistas y socialistas.
Los gritos de protesta se elevaron, hasta considerar al feminismo como un cáncer que corrompe a la nación y la necesidad de tener cuatro años más en el poder a su mesías Donald Trump.
“Los Chicos Orgullosos”, son un movimiento supremacista blanco, cuyos miembros son considerados en muchas ocasiones misóginos, racistas, antiinmigrantes, provocadores de odio, pero eso sí, grandes admiradores del Presidente Trump.
No cabe duda, toda una joya de individuos. Es muy lamentable que el propio jerarca estadounidense, mantenga como su bastión de reelección, sus ataques a las minorías de su país, a quienes no se cansa de señalar como invasoras y sanguijuelas que viven del pueblo estadounidense.
Las recientes masacres, han mostrado que el discurso de odio está teniendo eco en el ciudadano.
Cada día, más seguidores de este tipo de ideologías se congregan en internet y redes sociales, donde esparcen manifestaciones efusivas en defensa de la supremacía blanca.
Estas acciones deberían de considerarse como terroristas, ya que buscan generar intimidación entre los grupos de las minorías en Norteamérica y muestran al mundo entero, un ejemplo negativo de intolerancia y odio hacia el diferente.
Un Ejemplo, que la misma historia nos restriega que no tiene buen final.
