En días recientes el IMCO (Instituto Mexicano para la Competitividad), realizó su estudio de Competitividad Internacional, en donde nuestro país obtuvo el nada honroso lugar 37, de un total de 43 países evaluados.
México es catalogado como una región de baja o nula competitividad, cuando antes al menos estábamos dentro de los considerados medianamente competitivos.
Y es que no podemos tapar el sol con un dedo, algunas de las políticas públicas recientes nos han metido en un tobogán en el que difícilmente podremos salir si seguimos pensando que todo está bien o si seguimos creyendo en los “otros datos” del gobierno federal.
Para realizar este estudio se efectúa una comparativa de datos nacionales entre regiones y organismos internacionales como el Banco Mundial, la ONU y la UNESCO, teniendo como base el producto interno bruto y el manejo de la pobreza.
Aspectos como el medio ambiente, la sociedad, nuestro sistema político, las relaciones internacionales y en especial la innovación y la seguridad, son factores que afectan grandemente nuestro atractivo para la inversión y la competitividad.
Si hablamos de medio ambiente, sabemos que no estamos haciendo la tarea en el uso de las energías limpias y no se ve por donde podamos avanzar en este tema; si hablamos de las relaciones internacionales, tuvimos una estrepitosa caída en los montos de inversión extranjera por las cuestiones sociales de nuestro país y por el bajo índice de libertad comercial que manejamos.
La salud pública y la seguridad son temas que llegan a ser alarmantes en nuestro querido México, no es un secreto, la terrible escalada de violencia que vivimos y a eso sumémosle que nuestro servicio de salud está prácticamente colapsado y sin propuestas de mejoría.
Si hablamos de conectividad, también somos de los países con menos líneas móviles y un difícil acceso a internet para la mayor parte de las regiones de la nación.
Esta caída en competitividad explica, entre otras cosas, el aumento que hemos tenido en la inflación y la pérdida de la libertad económica.
De igual forma, el hecho de tener la mayor tasa de homicidios de entre todos los países evaluados, pues tampoco ayuda mucho.
Seguimos estancados y cayendo, y nuestro gobierno federal se empecina en demostrar una incapacidad para la construcción de reglas, bases o propuestas que puedan encaminar a nuestro país a una mayor productividad y generar de esta forma mejores condiciones para el mexicano.
A ver hasta cuando nuestro gobierno se da cuenta que sus políticas no han funcionado y que es necesario cambiar.
