El viernes 10 de abril el mundo se detuvo. Fue, desde el punto de vista económico, el día que menos actividad hubo en todo el planeta, el punto más alto del confinamiento de la pandemia desde que comenzó hasta ahora.
The Economist, en su edición más reciente, publica una gráfica donde se ve claramente cómo el PIB global hace un valle hasta caer 20%, cifra menor a la de cualquier otro día del año. A partir de esa fecha los países a su modo y estilo comenzaron poco a poco a reactivarse.
Conocimos este año a economías que, con más o menos apoyos fiscales, se están recuperando en forma de letra V, o U o como una trayectoria que semeja la ‘palomita Nike’.
Pero más allá de la forma, y mientras la pandemia sigue zarandeando las finanzas globales, lo que sí está importando es el cómo.
Esta semana se presentó el Informe Anual sobre las Perspectivas Empresariales y Financieras de la OCDE. Y, sin olvidar ni la pandemia ni el virus Sars Cov2, el informe sí hace referencia a la necesidad de ‘cursar la recuperación de la crisis sanitaria’ en base a criterios de responsabilidad ambiental, social y de gobernabilidad (lo que se conocen como los ESG, por su sigla en inglés).
Según otro reporte del BID, desde el comienzo de la epidemia los fondos de inversión sostenibles (que concentran inversiones que tienen prácticas probadas de ESG) tuvieron entre abril y junio de este año un aumento constante en los flujos de inversión y hasta con rendimientos superiores al promedio. Estos fondos atrajeron a escala mundial en la primera mitad del peor año imaginado, ingresos por 71 mil 100 mdd.
Y su resultado fue muy positivo también de los mercados: entre enero y abril el Índice S&P 500 ESG (que incluye a las empresas que cuentan con estos principios de ética y responsabilidad empresarial) superó a su Índice ‘hermano’, el S&P 500.
Hace unos días Samantha Ricciardi, directora general de BlackRock México, dijo en una conferencia que las inversiones en empresas con objetivos ESG habían tenido entre enero y mayo un desempeño 49% mejor que las que no tienen estos mandatos éticos en sus prioridades. Como referente, BlackRock empezó este año anunciando que dejaría de invertir en compañías que no tengan políticas de protección del medio ambiente, mientras que Goldman Sachs afirmó que dejaría de asesorar a firmas que no tuvieran mujeres en su directorio.
México no está ajeno a estas recomendaciones y ya las grandes empresas se alinearon a la tendencia de ‘recuperación responsable’: en junio, Standard and Poor’s Indices (S&P DJI) y Bolsa Mexicana de Valores lanzaron el S&P/BMV Total Mexico ESG Index, con 29 emisoras locales (entre empresas y Fibras) donde están, entre otros, Fibra Uno, Prologis, Televisa, Femsa, Quálitas, Santander, Bimbo, Cemex y Walmex.
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