Política

La otra pandemia

Sin duda alguna estamos viviendo uno de los momentos más trascendentales de nuestras vidas. Hoy parecen incontables los minutos, las horas y los días desde que tuvimos la oportunidad de abrazar a nuestros padres, de compartir sonrisas con nuestros amigos y disfrutar de todo eso que nos apasionaba sin preocupaciones.

Esta crisis global que, si bien empieza desde lo sanitario, ha impactado profundamente aspectos económicos, políticos y sociales a un grado y a una velocidad a la que difícilmente hubiéramos imaginado tan sólo hace unos meses.

Ha representado un suceso que pone en duda nuestro estilo de vida y día a día nos exige a adaptarnos sin que necesariamente sepamos cómo hacerlo y ni dimensionar lo que nuestras acciones representan para lo que nos rodean y para nosotros mismos.

El desempleo, el encierro, la privación de estímulos, entre otros factores nos han llevado a situaciones límite, que son el escenario perfecto para que la violencia surja, siendo que, en México, ese representa uno de los temas más sensibles y dolorosos que nos aquejan como sociedad.

A pesar de que el presidente nos diga que este confinamiento fue propicio para el reencuentro familiar y no para la violencia, la realidad es que los casos reportados aumentaron en un 10% en comparación al mismo periodo del año pasado. Desafortunadamente, no es sorpresa para nadie que los casos de violencia en contra de la mujer aumenten debido a que en la mayoría de los casos el perpetrador vive en casa.

El maltrato a familiar y en particular hacia la mujer, es esa otra “pandemia silenciosa” que tristemente se ha convertido en una realidad diaria que ha crecido durante los días de aislamiento. A diferencia de muchas otras situaciones, la violencia intrafamiliar no tiene cuarentena, ni hace un cese al maltrato por la pandemia. No solo se habla de violencia física, también se habla de violencia psicológica, económica, sexual y verbal.

De forma paralela, al tiempo que los sistemas sanitarios se esfuerzan al límite, los refugios para la violencia doméstica alcanzan también su máxima capacidad, agravándose el déficit de servicio al readaptar dichos centros a fin de ofrecer una respuesta adicional al COVID.

Hoy más que nunca el rol que juegan las sociedades civiles y de defensa de las mujeres es crucial para prevenir y enfrentar crisis anteriores, y la función que actualmente desempeñan es la primera línea de defensa, por ello es que, debemos darles el sustento jurídico y social que requieren.

Mejoremos aspectos como la atención física, el apoyo psicosocial y el asesoramiento a través de herramientas digitales ampliar el apoyo social y llegar a cada vez más mujeres.

Esa violencia que se reproduce como el otro virus de esta pandemia, es un reflejo de nuestros valores, nuestra resiliencia y todo eso que nos hace humanos, que hoy se ve amenazado. Nuestros esfuerzos no deben limitarse a sobrevivir sólo la parte sanitaria, económica o política, tenemos que resurgir de esta crisis con familias más fuertes, que ocupen el centro mismo de la recuperación. 


* Militante priista


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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