Durante los últimos cinco años, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de Acción Nacional han presentado propuestas para disminuir el número de diputados.
En su momento, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, propuso disminuir el número de diputados a 400, de los cuales 260 serían electos por el principio de mayoría y 160 por el principio de representación proporcional.
La propuesta del PRI en reiteradas ocasiones ha sido disminuir el número de diputados de representación proporcional, pasando de 500 a 400, esta iniciativa se ha replicado en diversas ocasiones, en febrero de 2010, en septiembre de 2014 y en noviembre de 2015.
Si preguntamos a la ciudadanía en general su opinión acerca de disminuir el número de integrantes de nuestro Congreso, posiblemente muchos estarían de acuerdo; sin embargo, desde mi punto de vista, los ciudadanos lo que queremos son menos políticos corruptos, y por otro lado, mejorar la calidad de las leyes y el acercamiento con la ciudadanía.
Por ello, es importante reflexionar acerca del número de diputados que integran nuestro Congreso y compararlo con otros países antes de emitir una opinión.
El número de diputados en México ha sido el mismo desde 1986. La reforma constitucional de diciembre de ese año aumentó el número de diputados de representación proporcional, pasando de 100 a 200, y, cabe destacar que según el censo de población de 1980, en México habían 66 millones 846 mil 833 habitantes, lo cual representa el 56.46% de la población que se tiene en la actualidad.
De acuerdo al INEGI, en México somos aproximadamente 118,395,054, si realizamos un comparativo del número de habitantes por diputado que había en los años 80´s con los que hay en la actualidad, tenemos que anteriormente había un diputado por cada 133,693 habitantes, mientras que en la actualidad, existe un diputado por cada 236,790; es decir, la representación de cada uno de los diputados abarca un mayor porcentaje de población.
Para el año 1986 probablemente había un exceso de representantes populares, sin embargo para el año 2016, tenemos una menor representación de la población. Esta afirmación se robustece si realizamos un análisis comparado.
Para este análisis, se comparan ocho países: Argentina, Alemania, Brasil, Chile, Colombia, España, Italia y México. De ellos, cinco pertenecen a Latinoamérica, por lo que pueden encontrarse rasgos culturales, sociales, históricos y políticos en común; por otro lado, se analizan tres países europeos: Alemania que tiene uno de los sistemas electorales más complejos; España que tiene un sistema de representación proporcional incorporado a partir de la creación de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General; e Italia cuya nueva ley electoral fue promulgada en el año 2015.
En el análisis comparado de estos ocho países, la media de representación es de 194,380 habitantes por diputado, la cual se eleva considerablemente por Brasil, Colombia y México, ya que la media de diputados en países como Alemania, Argentina, Chile, España e Italia, es de 130,058 habitantes por diputado.
En los sistemas electorales europeos se puede observar una mayor representación de los habitantes, ya que en Alemania tienen un representante por cada 126,631 habitantes, en España uno por cada 132,185 y en Italia uno por cada 96,257.
En cuanto a Argentina, si bien es cierto que tiene un órgano representativo de poco más de la mitad de los que tiene México, debe considerarse que su población representa casi una tercera parte de la de México con poco más de 40 millones de habitantes.
Únicamente Brasil y Colombia tienen una menor representación de la que tiene México; Brasil tiene un poco más de representantes que México con 513, pero a su vez cuenta con 75 millones más habitantes que México; mientras que el caso Colombiano resulta peculiar al ser 166 representantes para una población de casi 50 millones de personas.
Si bien es cierto que lo anterior no es argumento suficiente para aumentar el número de diputados en México, si puede establecerse como parámetro para determinar que el número de representantes es menor al de la media de otros países y como consecuencia, valorar si realmente queremos menos diputados.
El argumento principal para mermar nuestro Congreso se basa en justificaciones económicas, ya que los diputados además de tener sueldos bastante altos, se inventan bonos de productividad para ellos mismos y cuentan con prestaciones excesivas para un país en el que la pobreza se encuentra en aumento.
Desde mi punto de vista en lugar de disminuir el número de representantes populares, es más necesario disminuir los excesos de los políticos y pensar más en la calidad de sus iniciativas y el acercamiento a las demandas ciudadanas.