En medio de tantas - y tan preocupantes - noticias de EUA, una película como Nomadland de la directora chino-estadounidense Chloé Zhao crea una emoción muy especial. Quizás no por proporcionar información y explicar la situación del país sino por mostrar un lado desconocido y destinos de personajes marginados que contrastan con la imagen de una nación del llamado primer mundo y una de las economías más poderosas. Nomadland (Tierra de nómadas), empieza con un breve texto sobre una pantalla negra que informa que el 31 de enero de 2011 la planta industrial de US Gypsum en el pueblo minero Empire del Estado de Nevada cerró sus puertas después de 88 años y que en julio incluso se suspendió el código postal 89409. Después el filme muestra un paisaje nevado y una mujer que saca unas pertenecías de un almacén, las guarda en su Van, estacionada frente a una fila de bodegas con sus cortinas de metal. A sus 60 años Fern (Frances McDorland), con pelo corto, pantalón de mezclilla y sudadera, deja el pueblo abandonado para dirigirse a una gigantesca planta de Amazon e integrarse al ejército de trabajadores eventuales contratados para empacar los envíos de la época prenavideña. Después de la temporada Fern, en su desvencijada Van convertida en casa rodante, sigue su camino por el Oeste de EUA, dedicándose a trabajos eventuales, conociendo todo tipo de paisajes y desiertos y un gran número de personajes y grupos que, al igual que ella, están viviendo en hogares móviles y viajando por el país. Siguiendo las fechas cronológicas que se muestran en la pantalla, la película observa la manera cómo la mujer se las arregla para cumplir con su rutina diaria, experimentar los cambiantes paisajes y épocas del año y realizar algún que otro trabajo eventual. A través de los encuentros, la convivencia y los diálogos con otros viajeros solitarios o en caravana, conocemos una gran variedad de historias, destinos y tragedias, que motivaron a los nómadas del siglo XXI a moverse y vivir por las carreteras. La mayoría son blancos de la tercera edad pero también observamos a neo hippies que coleccionan y labran piedras semipreciosas, se organizan para el trueque de objetos y víveres y se reúnen con un anciano predicador que recuerda la manera cómo se formaron las caravanas de colonizadores del viejo Oeste. Las historias de los marginados y las razones por no tener “domicilio fijo”, componen un mosaico de problemas personales, sociales y laborales de EUA. “Me enteré que Usted es un ¨homeless¨, le comenta una niña a su ex maestra Fern. ¨No soy homeless¨, le contesta Fern, ¨sino houseless¨. No tendrá casa pero sí un hogar: El oeste de EUA, sus paisajes, el cielo abierto, los pájaros, las rocas, un eventual bisonte sobreviviente y los demás marginados que, al igual que ella, no tienen participación en el país más rico del mundo.
"Nomadland": Nómadas y marginados
- La pantalla del siglo
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Annemarie Meier
Ciudad de México /