Política

Epidemia y liderazgo

  • Columna de Ángel Aguirre Rivero
  • Epidemia y liderazgo
  • Ángel Aguirre Rivero

La sacudida generada por la pandemia del covid-19 cambiará de manera radical nuestra conducta, nuestra manera de trabajar, de relacionarnos y hasta la forma de ver la vida.

También llevará a un acucioso escrutinio de los gobiernos, de la forma en que toman decisiones y de sus resultados.

Pero no solo los gobernantes son observados, en el preludio del proceso electoral de 2021 habrá una cuidadosa revisión de los candidatos, de su capacidad ofrecer soluciones a los problemas que agobian a la gente: salud, empleo, seguridad… potenciados por la epidemia y sus efectos recesivos en la economía.

Afrontarán el reto de entender que la forma de ganar la simpatía no será a través promesas irrealizables frente a un ciudadano atemorizado, agobiado y que mira a los políticos con un natural escepticismo.

Los candidatos tendrían que demostrar que aprendieron las lecciones y conectar con los ciudadanos a través de un lenguaje sincero y realista, con propuestas cuidadosas y viables.

No será fácil convencer porque la realidad rebasa cualquier propósito. En estos tiempos tan difíciles lo que importan son los resultados, no las intenciones. Hoy se ha desmitificado al poder y su capacidad de ofrecer soluciones.

Quien comprenda que el mundo cambió y se adapte, quien disipe esa sensación de que vamos a la deriva y logre mover voluntades, convocar a la unidad, a la responsabilidad social; quien encienda la llama de la esperanza de que un mejor futuro es posible (sobre todo para los que menos tienen), tendrá la oportunidad de dar un paso al frente para conducir la nave.

Del anecdotario:

Conocía a don Juan Reynoso, conocido por su virtuosismo al interpretar el violín, como el Paganini de la Tierra Caliente; apoyé como gobernador su labor de difundir entre los jóvenes de Guerrero la cultura musical.

Se dice que el primer violín de juguete que tuvo se lo regaló un niño, con él, interpretaba a escondidas de su familia melodías como “La Cucaracha” y la “Paloma Blanca”.

A los 10 años era contratado para amenizar fiestas familiares y de políticos de la región, donde interpretaba sones.

Al paso de los años, su familia emigró al Estado de México donde prosiguió con su formación musical, compuso diversos temas como “Solo que el mar se seque” y “Gusto a Santo Domingo”, también musicalizó los filmes El rebozo de Soledad y El gallero.

Acompañó con su violín a artistas de la talla de Pedro Infante, Amalia Mendoza, el trío Los Calavera, Martín Urieta y Eugenia León, entre otros.

Don Juan Reynoso era de ojo alegre, lo que le acarreó algunos problemas, también era hombre de palabra, como lo demuestra la siguiente expresión que dijo en uno de sus compromisos: —Vine a tocar para no quedarte mal, cumplido mi compromiso tengo que irme, se me murió mi hijo y ahorita lo están velando.

En 1997, don Juan Reynoso recibió de manos del presidente Zedillo el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el campo de Artes y Tradiciones Populares.

Nuestro Paganini de la Tierra Caliente, orgullo e inspiración de Guerrero, pasó sus últimos años difundiendo entre los jóvenes la música popular a invitación del ex rector Rosalío Wences Reza.

La vida es así.

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.