Pareciera que estamos a una pequeña distancia de escuchar en la conferencia mañanera la frase aquella que se aventó Vicente Fox en los últimos meses de su mandato, el clásico “¿Y yo por qué?”.
Enredado en el proceso de selección de la corcholata que represente sus intereses y los de Morena en la elección de 2024, el Presidente Andrés Manuel López Obrador enfrenta lo que podría considerarse el tramo final de su administración. Lo hecho, hecho está y no pidan que de la noche a la mañana se resuelvan algunos de los más graves problemas que México tiene ante sí.
Como ejemplo, triste episodio se vivió la semana anterior en la mañanera cuando se había registrado la tragedia de cinco jóvenes de Lagos de Moreno asesinados, presuntamente, por el crimen organizado. Ya para la anécdota quedará la gracejada presidencial del “No oigo”. Desafortunado “chistorete” que se aventó López Obrador, sin mencionar en toda la conferencia el hecho del que le debió de informar en su reunión de las 6:00 de la mañana el gabinete de seguridad.
Ya después todo se centró en un debate estéril de que si escuchó el Presidente o no las preguntas de los reporteros sobre Lagos. Al final de cuentas la víctima es él por los ataques de los “conservadores”, los medios de comunicación, comentaristas políticos y ciudadanos en las redes sociales.
Mientras tanto pareciera que el Presidente ya arrió la bandera de gobernar y se dedica a hacer lo que realmente se le da, hacer campañas, aunque esta vez no vaya a aparecer él en la boleta del 2024, pero sí su corcholata.
Un proceso que ya está crujiendo ante los reclamos de Marcelo Ebrard por la selección de las casas encuestadoras que levantarán la consulta para definir al candidato de Morena.
López Obrador de lo que se preocupa en los últimos días es en mostrar que sigue siendo muy popular, el tercer presidente del ranking ese al que tanto le reza, mientras el país marcha en medio del desafío en distintas zonas del país del crimen organizado.
La inacción del Estado Mexicano es preocupante ante el embate de las violentas organizaciones delictivas. La gente está sola y los homicidios, la extorsión, los robos y secuestros son cosa de todos los días, sin que los ciudadanos sientan el apoyo de sus autoridades.
¿Y el Presidente? Está muy ocupado con la elección de su sucesor. México puede esperar.