Después de la esperada eliminación de México en el mundial, aunque “anticipada” porque fue en fase de grupos, todos los medios deportivos se inundaron con columnas sobre el “fracaso”, la decepción histórica, culpas al Tata, jugadores y directivos, recuentos de decisiones que han empobrecido el rendimiento del futbol mexicano, y la demanda de un cambio estructural que haga del futbol mexicano algo más competitivo, capaz de estar a la altura de la afición (top 5 de asistencia en Qatar), y el lugar preponderante que tiene en este país.
El gremio de medios deportivos no se comportó así después de que el periodista Amir Ibrahim expusiera por 25 minutos en la mañanera algunos de los males del futbol mexicano que ya conocemos: dobles contratos, grandes sumas de dinero público (ya sean clubes bajando recursos para ellos, disfrutando de terrenos cedidos, usufructuando instalaciones de la UNAM, o con condonaciones millonarias de impuestos), compra-venta de jugadorxs a sobreprecio para dar “moches”, topes salariales a las jugadoras el primer año y medio de la liga, la eliminación del ascenso-descenso, saturación de extranjerxs, y la multipropiedad. Hubo notas el día de la mañanera (el viernes), pero poco debate profundo en espacios deportivos. Los apuntes más interesantes vienen de afuera, y el mundial, como quiera, sirve para diluirlo en los medios “especializados”
De los apuntes que he leído “afuera”, el de ayer de Javier Tejado Dondé en el Universal se me hizo interesante. Básicamente dice que AMLO fue lo suficientemente inteligente como para no sugerir, él, un organismo independiente que regule a la FMF y a los clubes. En otros países la Federación y los clube sí son entes diferentes, mientras que en México no es tan clara la separación. India intentó regular a su federación y la FIFA amenazó con expulsar al país del organismo, y quitarles el mundial femenil sub 17 que, al final, si se jugó en el país asiático. Con ese contexto, “nos salvamos” porque AMLO fue cauto. De caer él en esta sugerencia, se podrían ver las tres sedes del mundial 2026 “grilladas” por EEUU, y caeríamos de la gracia de FIFA por querer tener injerencia gubernamental en el futbol que FIFA ya se encarga de regir.
Independientemente de que el deporte y el futbol es algo mixto, con más injerencia pública en Europa que en México. España, a través de la RFEF es un ejemplo de ello. Eso no quita que el gobierno puede entrar como regulador de externalidades negativas, más eficientemente. Como en Marruecos. Que hoy, por cierto, juegan la semifinal del mundial.
Un poco harto de ver como países europeos triunfaban con “sangre” marroquí, el Rey Mohamed VI se introdujo al mercado futbolero marroquí en 2009. ¿Regulando? Sí, pero a través de la competencia. Este es un caso muy particular de cómo un gobierno entiende mejor el mercado de un bien, que a pesar de no ser público, podría serlo, y ayudar en su provisión. Sólo hizo una academia de futbol “pública”, una buena academia en la que entrar y mantenerte es difícil, pero no porque tengas que pagar. Sino porque tengas el talento o no.
Entrenan 8 veces a la semana, sólo son 100 talentos entre 13 y 18 años, les dan escuela. Y gracias a convenios y patrocinios, los grandes talentos pueden emigrar de ahí a Europa. Tal como En-Nesyri, Ounahi, o Aguerd. Todos titulares en el mundial. Esta academia no es monopólica, porque las canteras de los clubes marroquíes siguen operando. Es el gobierno compitiendo igual que ellos, pero reduciendo la externalidad negativa de los clubes y canteras (que se preocupan más por su cartera que por el talento creado). Porque al ser un lugar más restringido, de élite, con prospecto real de éxito dentro y fuera de Marruecos, jóvenes y familias marroquíes prefieren que sus hijos entren a la academia del Rey. Ahora, si a alguien no le da el ancho, están las canteras de los clubes, que pueden seguir operando y ganando.
Aparte, cuando hay algo nacional, bien hecho, que busca proveer y generar un bien público identitario, también es más fácil convencer a esos marroquíes con mucho talento que naciendo en el extranjero pudieron ser seleccionados de otros países, como Ziyech y Hakimi.
FIFA no se opuso a esto. ¿Por qué tendría? La corona está haciendo negocio con ellos, y está proveyendo jugadores de talento para el mercado global. Eso es realmente entrar al juego, y bueno, subir el nivel sin meter una mano en los clubes, los cuales también mejoran. Ya sea por intención forzada (para poder competir), o de refilón, pues el estado está generando talento que luego va a nutrir sus clubes en primera división. Lejos de ser una “injerencia” temible, es competir desde lo público para mejorar el futbol nacional y generar talento.
Ana Paola