La escena es un clásico. Charlie Chaplin a punto de cruzar la calle, espera el paso de un camión que, para señalar su cargamento de vigas que sobresalen de la caja, trae al final de una de ellas una bandera roja. De pronto, la bandera se cae. Chaplin se percata de ello, la recoge y hace señas para lograr que el camión se detenga. Justo en el momento en que acelera el paso dando voces y ondeando la bandera hacia la cámara, una manifestación dobla la calle de atrás y comienza a marchar a sus espaldas. Chaplin no se da cuenta, sigue agitando ahora con más fuerza la bandera y se completa entonces el enredo. Chaplin se ha convertido en el líder de un movimiento que ni siquiera conoce.
La escena de 1936 sigue haciendo gracia y hoy resulta relevante porque los políticos la usan constantemente. Tiene todo lo que Chaplin enuncia de manera sarcástica. Da la sensación de avance, dinamismo y de que hay un líder, aunque ni él mismo se percate de ello. El socorrido formato es tan dúctil que permite que atrás se incorporen todo tipo de elementos y que el personaje que va al frente ondee una bandera o haga un discurso de lo que propone como candidato.
De los tres que se presentan para la Presidencia, este fue el formato que escogieron dos de nuestros candidatos. Claudia Sheinbaum eligió el de Chaplin, que también es el de Forrest Gump: caminar hacia el frente, caminar hacia la cámara, mientras la gente se va uniendo en esa caminata que siempre resulta atractiva, aunque nunca llega a ninguna parte. Misma lógica de las coreografías de los grandes números en las comedias musicales. La cantante corre cantando hacia nosotros y atrás se une todo el elenco haciendo los coros.
En el caso del spot de Claudia hay un exceso demagógico en la imagen. Atrás de ella vienen “todos” por “todas” las locaciones posibles. Una preocupación desbordada por quedar bien con los niños, ancianos, jóvenes, indígenas, los discapacitados y los trajes regionales y los de lentes oscuros (símbolo de un aspiracionista que en este caso sonríe). Todo lo que dice no dice nada. Nadie podrá recordarlo. No importa. El cierre “Sigamos construyendo el mejor México posible”, es la confesión de que nada se ha logrado todavía, de ahí que la oferta sea: continuidad.
Por su parte, Samuel García, usa el formato de Chaplin al estilo de John Travolta. Pelo peinado con pistola, zapato de cuero rojo y un particular caminado que parece baile al ritmo de Stayin Alive de los Bee Gees. Es el spot mejor logrado y más claro. Hay una oferta concreta: es el nuevo, con pensamiento nuevo y logros para demostrar que eso es posible.
En el caso de Xóchitl, el formato es distinto: ella hace un recorrido por su historia. Desde las gelatinas hasta el Senado. Su frase de cierre “Tan fuerte como tú”, es también demagógica y vacía. Trata de quedar bien con alguien que ni siquiera ha demostrado que entiende. Es la única que no ofrece nada y ese es en realidad el vacío que la gente ha sentido en su campaña. Ha sido criticada porque va sola, pero también Samuel lo está. Esa crítica es muy simplista. Podrían estar sentados en una silla de plástico a mitad de una bodega vacía y si lo que dicen es una oferta potente y conmueve, no necesitarían más. Parafraseando al clásico: “It´s what they say, ¡stupid!”
