Vamos a enfriar la cabeza con todo este asunto de #NoMeCuidanMeViolan, #NiUnaMenos, #EllasNoMeRepresentan, #Cobarde, #NoALaViolencia y #JuanManuelJimenez.
¿Por qué? Porque se trata de cuestiones tan potentes que es muy fácil perder la cordura y una sociedad que pierde la cordura se vuelve vulnerable.
Esta no es una nota, son muchas. Por un lado está la historia de una muchacha que supuestamente fue violada por varios policías.
Por el otro, la indignación de miles de mujeres que han sido víctimas de violencia y que tienen derecho a hacerse visibles.
Y en medio están las personas que se aprovechan de estas situaciones para haces destrozos, para darle rienda suelta a su odio.
Llevamos tres líneas editoriales. Todavía hay más. Paralelamente a esto tenemos la fragilidad de los periodistas mexicanos y el hartazgo de miles de chilangos que ya no pueden más de tantas broncas, entre ellas la de la inseguridad.
Por si no fuera suficiente, alrededor de este conjunto de ideas hay cualquier cantidad de intereses más la admirable solidaridad de cientos de mujeres.
¿Y qué me dice de las manifestaciones de apoyo de los amigos de Juan Manuel Jiménez, una de las grandes promesas de la industria de la televisión nacional?
No hay un solo mexicano que pueda llegar a pensar que la persona que golpeó a Juan Manuel Jiménez era una víctima de violencia.
No hay una sola mujer que después de haber denunciado una violación esté en contra de la libertad de expresión.
No existe relación alguna entre la destrucción del mobiliario urbano y la posibilidad de que la violencia de género se acabe en México.
Bueno, ya, el colmo. ¿Qué piensa usted de las contradicciones que han estado apareciendo alrededor de la chica a la que supuestamente violaron los policías?
¿Se da cuenta de todo lo que ha pasado por algo que, con todo respeto, quién sabe si ocurrió como nos dijeron?
Aquí nadie es tonto. Por favor, no reaccionemos como si alguien nos estuviera tratando de manipular. Asumamos nuestra responsabilidad en este caso y tengamos la sensatez de ver más allá.
Aquí el problema somos todos que estamos tan estimulados y que nos sentimos tan necesitados de estar tan comprometidos con tantas cosas, que hacemos y decimos barbaridades a la menor provocación.
Todo lo que ha pasado aquí ha sido terrible. ¿Pero sabe qué es lo más penoso? Que no va a servir para nada.
Sí, a lo mejor condenan al agresor de Juan Manuel y, si se comprueba algo, castigan a algún policía.
Pero las mujeres seguirán sufriendo abusos, la gente que participa en manifestaciones continuará destrozando monumentos, los periodistas seguirán siendo atacados y miles de habitantes de la Ciudad de México continuarán en la desesperación.
¿Por qué? Porque esto es información de consumo, una dinámica muy común en la historia de los medios de comunicación y que desde que tenemos redes sociales ha adquirido nuevos matices gracias a que una de sus características es la participación.
Pero es lo mismo de siempre, un juego, negocio, estimulación.
¿Ahora entiende cuando le pido que enfriemos la cabeza? Si fuéramos menos pasionales, nada de esto hubiera pasado. Estaríamos resolviendo otra clase de cuestiones, resolviendo. ¿A poco no?
@AlvaroCueva
alvaro.cueva@milenio.com
