Política

Luis De Llano, Sasha y Yordi

Sí, yo sé que es muy “rico” tirarle mierda a Luis de Llano, a Yordi Rosado o incluso a Sasha Sokol por lo que todos sabemos.

Pero aquí, como con AMLO, Loret, las barras en los estadios, la pandemia y todo lo demás, le suplico que enfriemos la cabeza.

Si no lo hacemos, esto, que es importante, terminará por convertirse en un linchamiento mediático más.

¿Qué significa esto? Que en un par de semanas más se nos va a olvidar. Que los únicos beneficiados van a ser los dueños de las redes sociales.

No pretendo que premien o que castiguen a alguien. Lo que quiero es que esta experiencia nos sirva para que la historia no se repita, para entender de dónde venimos y el mundo que tenemos hoy.

Contrariamente a lo que muchos dicen, es maravilloso vivir en México en este 2022 donde las mujeres pueden salir a las calles a exigir, donde la comunidad LGBT se puede expresar y, en general, donde gozamos de tantos privilegios.

Hasta hace muy pocos años situaciones como la que vivieron Sasha, muchas mujeres, muchos miembros de la comunidad LBGT, muchas niñas y niños eran lo normal.

Y eran lo normal tanto desde su perspectiva como desde la de sus agresores.

Siempre ha habido excepciones, pero era normal dar las nalgas como también era normal pedirlas, tomarlas, violar.

Y esto no era exclusivo de un productor, de una televisora o de una industria.

Pasaba en las religiones, en los gobiernos, en las empresas, en las universidades, en el arte, el deporte y hasta en los jardines de niños.

¿Cuántas de nuestras madres, abuelas y bisabuelas no fueron robadas, vendidas o acabaron embarazadas antes de los 15 años?

¿Cuántos de nuestros padres, abuelos y bisabuelos no abusaron de su poder patriarcal maltratando a todas las mujeres que pudieron?

Perdón si ofendo a alguien con esto, pero no nos demos baños de pureza.

En este país y en todo el mundo, hasta hace poco, había una cultura de la pederastia, de la violencia en contra de la mujer y del abuso de los miembros de la comunidad LGBT.

Y la teníamos en los medios, sí, pero estaba en todos lados y, nos guste o no reconocerlo, todos los que vivimos esa época fuimos parte de eso.

Ojalá nos pudiéramos perdonar. Y dolía, por supuesto que les dolía a las víctimas, pero como todo era tan normal, se terminaban resolviendo de otra manera.

Me dicen: qué hablen las demás, que denuncien.

Yo respondo: ¿por qué? Son procesos íntimos. Algunas de esas personas se terminaron casando con sus “violadores” y hoy son mamás, abuelas. Y son felices.

¿Y qué me dice de las mujeres que pasaron por largos procesos terapéuticos para poder superar todo eso?

¿Por qué tendrían que arruinar su vida revictimizándose para darle gusto a una multitud que muchas veces quiere más diversión que justicia?

Hablará quien quiera hablar. Denunciará quien quiera denunciar. Cada quien su pasado.

Pido respeto para Sasha, para Luis de Llano y para Yordi Rosado, como pido respeto para muchas personas que vivieron o comunicaron algo así.

Ellos sabrán cómo atienden esto, pero es asunto de ellos. No de nosotros.

Lo que a usted y a mí nos corresponde es impedir que estas historias se repitan, que se sigan viendo normales, que sigan existiendo y no sólo en un lugar, en todas partes. ¿A poco no?

Álvaro Cueva


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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