No, estas elecciones no son un ensayo de lo que va a pasar en 2024 ni todo lo que se está diciendo en las redes sociales.
Estas elecciones son importantes porque lo que está en juego es la muerte del PRI.
Le explico: el Estado de México es la gran plaza del PRI. ¿Se acuerda usted del Grupo Atlacomulco? De ahí viene todo, o casi todo.
Quitarle el Estado de México al Partido Revolucionario Institucional es como quitarle El Vaticano a la Iglesia Católica. Tiene implicaciones muy fuertes.
Si el PRI pierde ese estado, su estado, ¿qué le va a quedar? ¿Quién lo va a querer seguir? ¿Quién lo va a apoyar?
Y sin un PRI como el viejo PRI, sin un PRI fuerte, sin un PRI poderoso, sin un PRI ubicado en una posición geográfica, política y social tan estratégica como el Estado de México, ahora sí, ¿qué va a pasar con las elecciones de 2024?
Morena se iría por la libre porque, como estamos viendo, los otros partidos de oposición están muy solos, carecen de personajes, de discursos, de eso que los hizo famosos en el pasado.
No, pero espérese, no le he dicho lo peor. Si el PRI pierde el Estado de México, ¿de quién va a ser la culpa? De una mujer.
Se dirán cosas como: ¡Claro! ¡Tenía que ser mujer! ¡Jamás debieron haber puesto ahí a una mujer! ¡Si hubieran tenido un candidato hombre eso no hubiera pasado!
¿Se da cuenta? Sobre la figura de Alejandra del Moral hay un peso de género. Y eso es bastante injusto. Es macabro.
Tan macabro como decir: ninguna de las dos candidatas vale porque son mujeres, porque son títeres de los hombres de sus partidos, porque gane quien gane, el Estado de México va a perder.
Para no hacerle el cuento largo, el PRI se protegió para desviar la narrativa, para que en caso de una derrota, las multitudes se fueran contra las mujeres en lugar de irse hacia el tema de su muerte como gran partido nacional.
De ese tamaño es el pánico que deben estar sintiendo alrededor de estas elecciones después de tantísimos años en el poder, después de tantísima aceptación en el Estado de México, después de haber recuperado la silla presidencial durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Porque una cosa es perder posiciones de un sexenio para el otro y otra, muy distinta, perder en caída libre. Una tras otra. Necesitar de alianzas para sobrevivir.
En el caso muy específico del Partido Revolucionario Institucional, aliarse con sus enemigos como el Partido Acción Nacional es una contradicción que se paga.
El juego no es: unámonos para hundir a la izquierda. ¡No! El juego es: como lo único que me importa es el poder, soy capaz de juntarme hasta con mis peores enemigos para meterle el pie a la izquierda.
Eso, aquí y en China, se llama incongruencia. Usted no se puede aliar con las personas que le dijeron tantas cosas tan horribles, con las personas que le hicieron tantas cosas tan monstruosas.
Eso es no tener dignidad. Eso es muy delicado. No hay frase célebre que lo componga. No se puede. No se vale. Porque entonces, significa que cuando ganaron la presidencia Vicente Fox y Felipe Calderón, no ganó el PAN, ganó el PRI.
Por tanto, todo aquello que vivimos bajo el nombre de transición política fue una mentira, una simulación. El PAN jamás existió, era el PRI, el PRIAN.
En resumen, le guste a quien le guste o le moleste a quien le moleste, Andrés Manuel López Obrador siempre ha tenido la razón. El camino es la izquierda.
¿Ahora entiende por qué son tan importantes estas elecciones? ¿Ya le quedó claro lo que se está jugando aquí? No son Coahuila y el Estado de México, no es la democracia, no es el ensayo de 2024. Es la muerte del PRI. ¿O usted qué opina?