Política

La rifa del avión presidencial

Me la ha pasado escuchando cualquier cantidad de ataques a la rifa del avión presidencial:

Que si Andrés Manuel López Obrador está loco, que si todo es una simulación, que si los cachitos no se venden, que si mejor le hubiera dado el dinero directo a los hospitales.

Le voy a decir la verdad: yo me siento profundamente conmovido con esta historia, creo que hay muchísima belleza detrás de ella y estoy convencido de que en el futuro alguien la volteará a ver con tanto amor como hoy volteamos a ver al Pípila y a los Niños Héroes.

Más allá de que sus inclinaciones ideológicas quiero pedirle, por un momento, que observe el valor simbólico de cada uno de los elementos de esta nota.

Estamos hablando de un avión, de un medio de transporte que hasta hace poco sólo era accesible para una clase privilegiada, del vehículo del presidente, de una nave prodigiosa que se eleva hasta el mismísimo cielo.

Pero también de una lotería, de un juego lleno de personajes con una poderosa carga popular, de una rifa en la que todos quieren llevarse un premio, cambiar su vida, tener un futuro mejor.

Quien compra un cachito, no sólo está alimentando una ilusión, está castigando al régimen neoliberal, se está vengando de las autoridades corruptas y despilfarradoras del pasado, está haciendo justicia.

Los que participan en este sorteo, están apoyando al presidente, están ayudándolo a cumplir una de sus más significativas promesas de campaña, están peleando por una causa. ¿Así o más bonito?

Por si todo esto no fuera suficiente, ese dinero se va a ir directo a nuestro Sistema de Salud que venía herido de muerte por los malos manejos de las administraciones del pasado y que ahora con la pandemia vivió y vive momentos de auténtica desesperación.

La gente no es tonta, sabe que si gana no se va a llevar una pieza del avión a su casa.

Los mexicanos que están invirtiendo el poco o mucho dinero que tienen a su alcance, están alimentando sus sueños. Y pocas cosas pueden ser más hermosas que eso en estos tiempos tan oscuros.

¿Hace cuánto que el pueblo de México no soñaba con algo, con lo que fuera? Piénselo. ¿Hace cuánto que una rifa no formaba parte de nuestro imaginario colectivo?

Y entre más la elogian los aliados de la Cuarta Transformación, más ganas dan de tener esos 500 pesos y de salir a comprar un boleto.

Y entre más la atacan los enemigos del sistema, más confianza nos dan, más nos hacen creer en ella.

Me siento como cuando me contaban, de niño, que las personas más pobres de México le llevaban gallinas a Lázaro Cárdenas para que pudiera terminar la expropiación petrolera.

Y me va a encantar, el 15 de septiembre, escuchar el grito de misión cumplida de nuestras autoridades, de que por fin se acabó con la maldición de ese avión “que no lo tenía no Obama”.

Y me va a encantar, el 16 de septiembre, leer los ataques y las burlas de los periodistas de siempre tratando de oscurecer uno de los pasajes más luminosos de nuestra historia reciente.

Yo no le sabría decir si Andrés Manuel López Obrador o su equipo lo planearon así, si les salió de chiripa o si las cosas se fueron dando sobre la marcha.

Lo que sí sé es que este presidente, con esta anécdota, nos está dando un regalo precioso, perfecto, para superar, aunque sea un poco, el dolor de la pandemia y el horror de sus efectos en nuestra economía.

Por favor, en la medida de lo posible, disfrute de este ratito de ilusión porque algo me dice que cuando acabe y despertemos de este sueño, pasará mucho tiempo para volver a vivir algo así.

Ahí viene la rifa del avión presidencial. El amor está en el aire. ¿O usted qué opina?


alvaro.cueva@milenio.com


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • alvaromilenio5@gmail.com
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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