Dígame, por favor, que usted también ya está viendo las VIX Micro. Son las telenovelas verticales mexicanas de las que le escribí hace poco en este mismo espacio.
Yo estoy enloquecido con ellas. Soy como el TV Adicto de antes, como el TV Adicto de siempre, pero ahora con el celular.
¿Cuál es la nota? Que las cabezas de este proyecto de TelevisaUnivision hicieron algo increíblemente positivo: estrenaron “¡Me casé para vengarme pero me enamoré!”
¿Y? ¿Qué tiene esto de especial? Que cuando lanzaron las VIX Micro, por razones estratégicas que me quedan muy claras, aventaron de golpe y porrazo un montón de títulos.
Resultado: todos canibalizaron a todos. Ninguno destacó. Nadie terminó de ver bien nada.
Como “¡Me casé para vengarme pero me enamoré!” entró solita, sin competir contra ninguna otra VIX Micro, obviamente que uno, como público, pudo verla en orden, completa.
No sabe usted la divertida que me di. Es como una telenovela de las de antes pero hecha por y para los celulares en capítulos como de un minuto.
Y están tan bien hilados que no hay manera de comenzar y de no seguir, seguir y seguir hasta llegar al final.
Lo confieso: yo me le eché en el camino al trabajo.
¿Cuál es la historia? No le voy a vender trama para no arruinarle la experiencia pero es una cosa retorcidísima de una chica pobre que termina metida en la mansión de unos ricos yendo de secreto en secreto y de sorpresa en sorpresa.
Lo que más adoré fue ver a la suegra villana enloquecida tipo lo que hacía Laura Zapata en los años 90. Fui muy, muy, muy feliz.
Pero tengo una queja: ¿Dónde, como usuario, puedo ver el nombre de los autores, de los directores y de toda la gente que trabaja detrás de esto? ¿Dónde, el de las actrices y de los actores?
Me encantaría reconocerlos pero, perdón, no puedo. A lo mejor soy muy menso, ahí están y no sé cómo picarle, pero lo tenía que decir.
Identifico a Mildret Feuchter, a Rodrigo Goyri, a Alejandra Procuna y a Víctor Civeira.
Mildret y Rodrigo son los protagonistas y a mí me fascina porque si bien los hemos visto en otras partes, jamás los habíamos tenido en una posición estelar. Lo cual, a ellos, les da la oportunidad de brillar de otra manera. Y a nosotros, de ver otros rostros a cuadro.
Alejandra Procuna está maravillosa. Ella es la villana. ¡Qué barbaridad! Nació para eso. Tiene carácter. Tiene gracia. Está preciosa. ¡Es perfecta!
Lo de Víctor es épico porque yo estaba acostumbrado a verlo tanto en su rol de escritor como en otras pantallas, pero verlo aquí es un deleite.
Es en este punto donde yo tengo que hacer varias aclaraciones importantes.
Hasta hace algunos años, paralelamente a la industria “bien” del espectáculo, había una industria más “humilde”, más populachera, que vendía millones y millones de dólares en contenidos que jamás gozaron del prestigio de las películas del IMCINE o de las telenovelas de Televisa.
Estamos hablando de videohomes o de películas más de barrio, más de oficios.
“¡Me casé para vengarme pero me enamoré!” es más o menos eso: una suerte de videohome del siglo XXI.
No se confunda, los videohomes, esos tan “chafas”, esos tan “nacos”, esos tan “mal hechos” sabían lo que hacían, llegaban a donde tenían que llegar y se hacían así porque respetaban una propuesta estética, porque tenían una identidad.
Si no me cree, pregúntele a todas esas estrellas que pasaron a la posteridad en paralelo a Lucía Méndez, a Verónica Castro, a Humberto Zurita y a Rogelio Guerra.
Si no me cree, insisto, pregúntele a todos esos productores que se hicieron millonarios vendiendo y rentando videos tanto en México como en Estados Unidos con aquellas gloriosas propuestas.
Cuando las multitudes vean esta VIX Micro, que además es gratis, se repetirá el fenómeno. De mí se acuerda. La cosa es que se enteren. La cosa es que usted participe.
Luche con todas sus fuerzas por ver “¡Me casé para vengarme pero me enamoré!” en VIX y divíertase, y ríase, y échese un taco de ojo. Le va a gustar. De veras que sí.