Qué peliculón es “Los minutos negros”, el filme que se acaba de estrenar en VIX+.
Si lo suyo, como lo mío, tiene que ver con la novela negra, con las películas visionarias y las experiencias cinematográficas de alta calidad, por nada del mundo se puede perder esta maravilla.
Vámonos al origen: Martín Solares es uno de los mejores escritores que tenemos en este país. Ha escrito muchos libros muy buenos, muy elogiados, pero el más famoso de todos es “Los minutos negros”.
¿Por qué? Porque más allá de sus valores literarios, por increíble que parezca, dice cosas que normalmente no se dicen cuando hablamos del crimen en México.
Es un texto de una elocuencia bárbara que, en muchos sentidos, se adelantó a su tiempo. Según yo, es de 2006.
Esta película es la versión, en cine, de esa novela magistral y la cosa va tan en serio que el mismo señor Solares participa en el guión al lado de Mario Muñoz, un creador al que respeto con particular admiración.
Es muy probable que usted también haya aplaudido, en 2008, una película suya que a muchos nos sacudió el alma: “Bajo la sal”.
Don Mario regresa en grande al mundo del cine con esta cinta, al universo de la denuncia social a partir del crimen, y el resultado es exquisito.
“Los minutos negros”, la película, es tan buena que ya la vi encaminada al Ariel en muchas categorías, que ya me la imaginé dando de qué hablar en un montón de festivales. Es material de culto en potencia. Así: de ese tamaño.
No le voy a vender trama para no arruinarle la experiencia pero es una película que cuestiona la imposibilidad de que la ley se cumpla en un pueblo donde las mujeres desaparecen.
Su principal valor está en la manera como refleja lo que somos, pero yo agregaría otros elementos que tienen que ver con la sensibilidad masculina y la impotencia de las nuevas generaciones que están heredando un mundo que ni siquiera se puede entender.
Lo más impresionante de este producción que recrea el México post-Rigo Tovar es que rompe con los lugares comunes del cine de feminicidios y que no hay manera de verla y de no identificarse con sus personajes.
Es sobria. Es intensa. Es inteligente. Es un caso insólito de un cine donde el espectador no puede adivinar lo que va a suceder.
Se la recomiendo de todo corazón y le ruego que aprecie el nivel de las actuaciones porque no es común encontrar estas transformaciones en tiempos de tantísima oferta de contenidos.
Leonardo Ortizgris, a quien muchos recordamos de “Museo”, es un titán. Carlos Aragón de “Sr. Ávila” vuelve a dar cátedra de actuación haciendo vibrar la pantalla con una interpretación sublime.
Tiaré Scanda es una diosa. Está irreconocible. Exactamente igual que José Sefami.
Pero la ovación es para Kristyan Ferrer que supera todo lo que le habíamos visto antes, incluyendo aquella participación magistral en “Un extraño enemigo”. Nos deja con la boca abierta.
Felicito desde aquí a Paloma Woolrich, a Waldo Facco, a Sofía Espinosa, a Mauricio Isaac, a Juan Carlos Remolina y a todos los demás.
¿Sabe usted lo difícil que es construir un tono en cine? Todos estos genios de la actuación lo logran como si siempre hubieran estado ahí. ¡Es mágico!
¿Qué va a hacer este fin de semana? Si me permite una sugerencia, sírvase un buen tequila, prepárese la mejor de las botanas, dispóngase a saborear esta grandiosa película y después vaya por el libro. Le va a gustar. De veras que sí.
Álvaro Cueva
