El lunes terminó Exatlón México 3 por Azteca UNO y yo sigo con la boca abierta ante el tamaño de este fenómeno.
No estamos hablando de un reality show de aventuras extremas común y corriente.
Este formato turco fue, es y seguirá siendo el único programa en su tipo de todos los que encabezan los ratings de este país.
Porque sí, les va increíble a los unitarios y a las telenovelas, pero nadie más produce algo así y cuando lo hace, no llega a esos niveles de audiencia.
Segundo, Exatlón México es una propuesta ciento por ciento positiva, familiar y llena de valores. Incluso desde la perspectiva de género es una aportación de oro.
Tercero, y esto es lo más importante, ¿ya se puso usted a pensar en todo lo que dura una temporada normal de este título?
Lo que acabamos de ver duró siete meses. Fueron 30 semanas, 211 días. Se transmitió diario, en fin de semana y siempre funcionó.
Para que entienda, Exatlón México 3 duró más del doble que la mayoría de las telenovelas de las que la gente se queja tanto por su larga duración.
Darle seguimiento fue como ver más 16 temporadas seguidas de una serie planteada en temporadas de 13 episodios. ¿Así o más claro que aquí está pasando algo que merece reconocimiento?
¿A qué me refiero cuando le digo que este formato turco seguirá siendo un único programa en su tipo? A que, como usted vio, a partir de este domingo tendremos Copa Exatlón. Esto no acaba. Continúa. Se pondrá mejor.
Felicidades a Mati y Heliud, los ganadores de esta última temporada y a todos los que participaron en la elaboración de este éxito. Así se hace.
¿A poco no?
alvaro.cueva@milenio.com