Riad. En su camino a la modernidad y a convertirse en la mayor potencia en viajes y turismo, Arabia Saudita tiene que lidiar con una histórica colección de prejuicios… y que deberá sortear. Temas como el de la mujer sometida, el gobierno vertical y la prohibición del alcohol están en la agenda occidental y Riad toma nota y ha comenzado a hacer ajustes en algunos tópicos desde 2019 con un plan denominado Visión 2030.
Esta serie de “gigaproyectos”, como ellos los llaman, incluye la construcción de ciudades, sí, ciudades, aeropuertos y 600 mil nuevas habitaciones de hotel, entre otras acciones que pueden ser hasta delirantes, como un estadio suspendido, con el objetivo de atraer a 120 millones de viajeros hacia 2030 con un presupuesto billonario. El petróleo sigue generando riqueza y calculan tenerlo asegurado por un siglo más.
En el tema de las mujeres, los cambios que han comenzado a echar a andar pueden causar sorpresa, pero en una sociedad que había estado cerrada en el tema por decenios tienen un significado. Así lo planteó la mexicana Gloria Guevara, asesora en jefa del Ministerio de Turismo: “Hoy pueden conducir un vehículo, viajar solas en el país y al extranjero y, lo más importante, tienen acceso al mercado laboral con igualdad salarial y en altos cargos. No hay tolerancia para los abusos a ellas”.
El nuevo rostro saudí incluye el Mar Rojo como un tema de prioridad sustentable, el proyecto Neom (megaciudad de 500 mil millones de dólares, 33 veces más grande que Nueva York), The Line, Trojena y Oxagon, que constituirán el lugar más futurista con urbes hiperconectadas, puertos, zonas empresariales, instalaciones deportivas y destinos turísticos de primer nivel.
Una de las estrategias, que ya representa 1% del PIB nacional, es la inversión deportiva, en especial en el futbol con unos mil millones de dólares que la Saudi Pro League metió para fichar a figuras como Cristiano Ronaldo, Neymar, Karim Benzema y Roberto Firmino, además del nuevo circuito de Fórmula Uno.