Si hay un área de comunicación social que puede cobrar su salario sabiéndose que lo merece es la de la Comisión Federal de Electricidad. Siendo su jefe, Manuel Bartlett, un personaje que va de polémica en polémica desde hace más de tres décadas, no deja pasar una sola mención en los diarios, sea columna, nota o trascendido, para enviar una carta bajo el derecho de réplica y la Ley de Imprenta con documentos y dichos y alegatos y manotazos.
Curioso que usen los recursos de la CFE para salir en defensa del político por sus aventuras del pasado. Porque esas respuestas detalladas, a veces hasta intimidantes, las firman con documentos membretados de la empresa energética para aludir a asuntos como el fraude del PRI en 1988 o Kiki Camarena y Caro Quintero o la riqueza de sus familiares o cuasi familiares, que nada tienen que ver, por cierto, con su encargo en turno.
La verdad es que el tema del fraude, por el que mucho tiempo sentí agravio personal, ahora solo es un pasaje histórico que movió muchas conciencias y generó una movilización seguida de una apertura democrática que no había registrado esta nación. Tuvo un efecto positivo a la larga, pues, pese a que el país debió soportar en ese proceso todavía el salinato y sus excesos y atentados. Pero antes que esa evaluación, fue aquella reunión de Cuauhtémoc Cárdenas y el ya senador opositor Bartlett para tratar el tema del petróleo lo que atenuó mi antiguo agravio.
“No hay un solo tema pendiente con Manuel que no podamos arreglar aquí mismo”, fueron más o menos las palabras del ingeniero a la pregunta de por qué asistía a una misma mesa con el hombre señalado de operar el fraude que lo privó de la Presidencia en 1988. Es decir, el principal afectado ya no estaba ofendido y había olvidado de pasada a sus dos colaboradores asesinados en aquella jornada, crimen que el entonces líder obrero Fidel Velázquez se apuró a rebajar a “pleito de cantina”.
Tanta diligencia de la CFE cuando citan a su jefe, volviendo al tema principal, opaca la pobre atención a los consumidores, que deben batallar con llamadas, mensajes y esperas, desde octubre como el caso del servicio 977681001232, porque dejaron incompleta la chamba. Solo esta semana han pedido dos veces los mismos datos y siguen sin resolver.
@acvilleda