Es evidente que la relación entre Sergio Céspedes y Rosario Orozco Caballero, viuda de Barbosa, ya no es de cercanía y amistad. Las cosas cambiaron con el paso de los meses y atrás quedó ese pacto de cordialidad y reconocimiento sobre el legado del barbosismo,vb durante los tres años en que se tuvo control de la entidad.
No hay que olvidar que se dijo que el delfín de Barbosa era Céspedes, lo cual se reafirmaba cada vez que se reunían con las familias en comidas y cenas muy íntimas. Tras el fallecimiento de Miguel Barbosa, el 13 de diciembre de 2022, Rosario Orozco habría dado el visto bueno para que Sergio Céspedes fuera electo sucesor de Barbosa a través del Congreso del estado.
Incluso durante las primeras semanas del nuevo gobierno, las decisiones que se tomaban eran consultadas con el grupo barbosista, tanto que muchos se mantuvieron por algunos meses en posiciones estratégicas. Uno de ellos fue Julio Huerta, quien fue nombrado secretario de Gobernación.
Sin embargo, la relación se comenzó a tensar y a desgastar cuando salieron a la luz las irregularidades sobre el manejo de los recursos durante el barbosismo, con hoyos financieros e inversiones absurdas, como la que se hizo a una institución bancaria al borde de la quiebra, como fue Accendo Banco.
Bastó el primer semestre del gobierno de Céspedes para descubrir actos de corrupción que, lejos de ayudarle, le complicaban el escenario, razón por la cual tuvo que hacer cambios en las diversas dependencias.
Ahora, a pocos más de cuatro meses de culminar la administración, Rosario Orozco reapareció para hacer declaraciones cuestionando de forma dolosa al gobernador Céspedes sobre a dónde fueron a parar más de 6 mil millones de pesos que su gobierno recibió de la financiera Fóndika, recursos destinados al pago para pensionados y jubilados del ISSSTEP. También acusó que Céspedes no ha devuelto piezas de arte que fueron prestadas por el Vaticano.
No queda duda que es más sencillo ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Lo cierto es que el grupo ligado a Sergio Céspedes tiene un futuro promisorio; seguirán en la jugada, mantendrán parte de su influencia, mientras que el grupo de Miguel Barbosa está al borde de la extinción.