Por más que lo disfracen, lo que pasó en Tlachichuca es un albazo político, igual que antes en Ciudad Serdán. Y no, no es un caso aislado, sino un patrón.
En teoría, hay una elección donde los ciudadanos votan, se elige un alcalde, un suplente y un cabildo. En la práctica, agentes externos meten las manos, ignoran la boleta y ponen a quien le conviene.
En Tlachichuca “desaparecieron” el ayuntamiento porque se supone que había un vacío de poder. Pero parece que más bien lo fácil era quitar del camino a todos los electos y colocar un concejo hecho a modo, sin oposición, sin rendición de cuentas y sin raíces en el municipio, porque algunos ni de ahí son.
Lo mismo hicieron en Ciudad Serdán. Ya ni siquiera fingen respetar la cadena de sucesión establecida por la ley. Si el presidente municipal no puede, se llama al suplente. Si no hay suplente, entra un regidor. Pero no. Aquí de forma mágica, todos deciden renunciar al mismo tiempo.
El discurso suena bonito porque dicen que se busca “restablecer la gobernabilidad”, pero el trasfondo es brutal porque parece que se quiere concentrar el poder en estructuras que no fueron votadas.
Esto es más grave de lo que parece porque si hoy lo hacen en Tlachichuca y en Ciudad Serdán, mañana lo pueden hacer San Nicolás Buenos Aires, Cuautempan, Ahuazotepec y los que vengan.
La democracia se respeta o no es democracia.
No se puede jugar con la voluntad ciudadana como si fuera plastilina.
Porque si al final, quien decide no son los ciudadanos, entonces que nos digan de una vez
¿para qué caramba sirve el voto?
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Don Víctor Sánchez Espinosa es un hombre prudente. Y por eso es que muy pocos saben que el recién nombrado papa León XIV lo ubica. Si bien, no son íntimos, lo trae en el radar porque como prefecto del Dicasterio para los Obispos, fue quien avaló el nombramiento de Francisco Javier Martínez como prelado auxiliar, solicitud de Monseñor Sánchez. Hace unos días cumplió ya la edad tope para ser arzobispo (75 años) y le enviará su renuncia, pero independiente de la decisión que tome el santo padre (ya sea a corto o largo plazo), don Víctor tiene una mente lúcida y será sin duda un gran Arzobispo Emérito.
