El año que recién iniciamos pone sobre Puebla un panorama de altas expectativas. Será, después de muchos años, un periodo de estabilidad en diversos terrenos, especialmente el gubernamental.
Aquí mi pronóstico de lo que podría ocurrir en el transcurso de los próximos 12 meses.
1.- Alejandro Armenta tiene el tablero a su favor. Su gobierno, ya sin el lastre del arranque, cuenta con las herramientas necesarias para demostrar de qué está hecho. El mandatario no tendrá margen para los errores, por lo que a su vez, los presidentes municipales tendrán que abandonar los pretextos y entregar resultados concretos, sobre todo en seguridad y gobernabilidad. Seguro que habrá resistencias pero el gobernador ya dejó claro que no tolerará más simulaciones.
2.- El dinamismo económico de Puebla se enfrentará a un reto mayúsculo: recuperar la confianza de los grandes capitales. La promesa de proyectos estratégicos en la zona metropolitana y la llamada “Capital de la Tecnología y la Sostenibilidad” suena bien en papel, pero el desafío estará en pasar de las palabras a los hechos. Mientras tanto, el empresariado poblano seguirá apostándole a Héctor Sánchez Morales para que se mantenga al frente del Consejo Coordinador Empresarial. Su estilo moderado y pragmático le dará margen para sortear la incertidumbre.
3.- El sector educativo tendrá un año de contrastes. Las universidades privadas seguirán viendo los toros desde la barrera, mientras el gobierno apostará por reforzar la educación pública. La BUAP, a pesar de los recortes, se perfila para ser una de las grandes ganadoras en términos de proyectos. Todo apunta a que Lilia Cedillo buscará quedarse otro periodo como rectora. Y aquel quien crea que la reaparición de Alfonso Esparza es un indicativo de lo contrario, se equivoca.
4.- El arzobispo Víctor Sánchez parece haber encontrado su lugar en el debate público. Tras años de mantenerse en un segundo plano, su discurso se ha vuelto más frontal, señalando lo que no funciona en el estado. Su papel como voz crítica será clave en un momento donde la ciudadanía busca líderes con autoridad moral.
5.- Y finalmente, el periodismo. La libertad de expresión, esa bandera que todos dicen defender, estará a prueba. ¿Veremos un verdadero compromiso con la crítica sin ataduras, o todo quedará en una bonita frase de boletín? En un estado donde la presión sobre los medios sigue siendo una realidad, la respuesta marcará la diferencia entre la simulación y la transformación.