Los cargos de elección popular no son objeto de renuncia. La fracción cuarta del artículo 36 de la Constitución Federal, establece como obligación de los ciudadanos mexicanos, desempeñar un cargo de elección popular. El Presidente de la República solo podrá hacerlo por una causa grave a juicio del Congreso de la Unión como lo previene el artículo 86 del mismo ordenamiento.
Por eso los senadores que quieren ser los ungidos, no renunciaron; solo solicitaron una conveniente licencia para separarse temporalmente de su cargo. A esto en el derecho se le llama frauslegis (fraude a la ley) y aunque es válido, es un acto convenenciero y traicionero a la voluntad soberana del pueblo que les eligió por un período determinado y no "de mientras".
El caso de la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México es similar, porque la señora Sheinbaum Pardo, fue electa conforme a la fracción tercera, apartado "A" del artículo 122 Constitucional por votación universal, libre, secreta y directa y no cabe la renuncia sino la licencia a su encargo.
Posición cómoda y sumamente ventajosa. Me lanzo, no pega, me regreso y tengo la chamba segura. Ya quisiera ver que eso se permitiera en una empresa, en la que un ejecutivo les dijera a su jefe que quiere probar suerte en otra empresa, pero que ahí le encarga el trabajo, porque si no le funciona el arriesgue, quiere seguir contando con su trabajo. Pero bueno, al fin y al cabo en la política mexicana, esas son las reglas del juego y ni hablar.
El caso del Canciller no se encuentra en el supuesto del artículo 36 constitucional, por lo que tiene todo el derecho de renunciar; su renuncia anunciada hace ocho días me trajo el recuerdo de la muchacha que ayudaba en la casa y le decía a la señora " Oiga seño, estee... le quería decir,... ¿ya nomás esta semana le trabajo eh?".
Así de simple y fácil, pero bueno, otra vez en la política mexicana esas son las reglas del juego. Pero la desventaja del Canciller no es tanta; tal vez no regrese recontratado a la Secretaría, pero el presidente, si acaso no es el ungido, le dará un buen premio de consolación gracias a su disciplina y lealtad, y aparte podrá seguir promoviendo su librito y haciendo tik toks, así que nada se perdió.
Así andan las corcholatas, en el juego de las serpientes y escaleras, mientras la ciudadanía en general sigue en su marasmo, atónita y esperando nada.