Por: Juan Jesús Garza Onofre y Javier Martín Reyes
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Jaime Bonilla tomó protesta como gobernador de Baja California. En condiciones normales, esto sería un suceso democrático más… Lamentablemente, no ha sido así. El proceso electoral que lo llevó al poder ha estado plagado de escándalos, declaraciones que avivan la desinformación, y recursos legales ante múltiples instancias. Las consecuencias son evidentes: Bonilla es gobernador, pero aún no existe certeza si lo será por dos o cinco años. El caso es absurdo y evidencia los problemas —y quizá el fracaso— de nuestro federalismo electoral. Las responsabilidades son múltiples, pero algo es claro: casi todas las garantías (políticas y judiciales) del sistema federal han fallado.