El zinc es mucho más que un elemento químico: es un recurso estratégico para el desarrollo económico e industrial. Se trata del cuarto material más utilizado en el mundo y desempeña un papel clave en sectores como la agricultura, la construcción, la salud, la electrónica y la manufactura. Además, es uno de los pocos elementos que puede reciclarse de forma indefinida sin perder sus propiedades.
A medida que el mundo avanza hacia modelos de producción más sostenibles, el reciclaje de zinc se ha convertido en una pieza clave de la economía circular. Uno de los mayores flujos de recuperación de este material proviene del tratamiento de las acerías generadas en los hornos de arco eléctrico utilizados para fundir chatarra ferrosa. Este subproducto, conocido como EAFD (Electric Arc Furnace Dust), contiene altos niveles de zinc que pueden ser reincorporados a la industria como óxidos y sulfatos con valor agregado.
México y el zinc
En México, donde un 94% del acero se produce en hornos de arco eléctrico, el potencial de recuperación es enorme. Gracias a procesos tecnológicos avanzados, hoy un 100% de las de acerías generadas en el país son reciclados, evitando así el confinamiento de más de 160 mil toneladas al año. Este reciclaje permite aprovechar el zinc contenido en esos materiales y transformarlo en insumos industriales clave como fertilizantes, pinturas, cerámica, caucho, lubricantes, componentes electrónicos y suplementos para alimentación animal.
Uno de los actores fundamentales en este modelo ha sido Zinc Nacional, empresa mexicana con más de 70 años de experiencia que ha desarrollado, perfeccionado y escalado tecnologías de recuperación del zinc desde mucho antes de que el concepto de economía circular se volviera una prioridad global. Hoy opera con capacidades industriales de clase mundial, en línea con las normativas ambientales, posicionándose como un referente global en el reciclaje de subproductos con contenido de zinc.
Tecnologías como los hornos rotatorios tipo Waelz, consideradas la Mejor Tecnología Disponible (BAT, por sus siglas en inglés), permiten separar materiales por sus distintos puntos de ebullición, haciendo posible una recuperación altamente eficiente del zinc. Esta técnica, utilizada por un 95% de los recicladores a nivel global, es también parte del modelo tecnológico operado por Zinc Nacional en México, en concordancia con las mejores prácticas internacionales adoptadas por países del G20 como Alemania, Corea del Sur, Turquía y Estados Unidos. Además, el movimiento transfronterizo de estos materiales se realiza bajo los lineamientos del Acuerdo de Basilea.
Más allá de sus aplicaciones industriales, el zinc es un elemento esencial para los organismos vivos. Su uso en agricultura y nutrición contribuye directamente a la seguridad alimentaria, mientras que sus propiedades anticorrosivas lo hacen indispensable en infraestructura, construcción y manufactura. Su alta eficiencia en el reciclaje, sumada a su creciente relevancia en cadenas de valor críticas, lo convierte en uno de los pilares de una economía industrial más limpia, resiliente y sostenible.
Este modelo circular no ha surgido de manera espontánea. Ha sido posible gracias a décadas de inversión tecnológica, innovación continua y compromiso empresarial. En ese trayecto, Zinc Nacional ha sido pionero y protagonista, demostrando que es posible transformar subproductos industriales en oportunidades de desarrollo, sostenibilidad y liderazgo internacional.
Hoy, en pleno siglo XXI, el zinc reafirma su papel como un recurso del futuro: renovable, versátil y fundamental para el desarrollo sostenible. La capacidad de recuperarlo una y otra vez sin perder calidad lo convierte en símbolo de una nueva forma de hacer industria: más eficiente, más limpia y más consciente del planeta.
GCM