Durante el pasado abril la inversión pública se contrajo 17.8 por ciento de manera anual, si bien el resultado refleja los esfuerzos del sector público para reducir el déficit al cierre del año esto retrasa los proyectos de infraestructura impactando la productividad, indicó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp).
En su análisis semanal señaló que este factor puede abonar a la cautela de la inversión por parte del sector privado del país en estos rubros.
Añadió que el rezago en infraestructura perjudica a toda la sociedad mediante la escasez o falta de calidad de servicios y se refleja en un encarecimiento de las operaciones del sector privado, generando pérdida de competitividad y de productividad.
Esta situación reduce la rentabilidad de proyectos de inversión que pueden contribuir a la recuperación de la actividad económica y el empleo.
Ante la debilidad de las fuentes de recursos públicos que ha limitado la inversión pública, es indispensable que el gobierno federal considere deslindar algunas actividades al sector privado, lo que contribuiría a fortalecer el impulso del aparato productivo del país.
“Más inversión es clave para la recuperación de la economía, actualmente la debilidad en los resultados de diversos indicadores económicos muestra los efectos de la coyuntura interna y externa”, señaló el centro de estudios.
“No hay señales claras de un ambiente propicio para el aumento espontáneo de la inversión y el consumo”, añadió.
Con base en cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en abril pasado la inversión total cayó 12.5 por ciento respecto al mismo mes del año pasado, lo que significó su mayor descenso desde octubre del 2020, en pleno periodo de la pandemia.
En estos datos también resaltó una caída de 11.9 por ciento en la inversión privada, que fue el origen del 85.2 por ciento de la caída mencionada en la inversión total.
El Ceesp indicó que esto se podría relacionar con la creciente incertidumbre que propicia menores niveles de confianza. Los dirigentes empresariales no consideran este un buen momento para invertir ante la preocupación por factores internos y externos.
“La incertidumbre se convierte en una limitante para la inversión, lo que puede inhibir la creación de empleo”, concluyó el centro de estudios.