Mientras México intenta mantener el ritmo de su recuperación económica, nuevos indicadores muestran un deterioro marcado en los motores que históricamente han impulsado su crecimiento. La inversión, considerada por los especialistas como el elemento central para elevar la productividad, el empleo y la competitividad, continúa perdiendo fuerza, lo que ya comienza a repercutir en diversos sectores estratégicos del país, advirtió el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp).
El organismo del sector privado llamó a abrir espacios para que la iniciativa privada pueda financiar y operar obras estratégicas, así como eliminar las trabas regulatorias que dificultan su participación.
En su reporte semanal, insistió en que es necesario establecer un marco de reglas más transparente y estable que dé certidumbre a los proyectos de largo plazo y permita reactivar el flujo de capital hacia la infraestructura.
Para los especialistas, una colaboración más amplia entre el sector público y el privado no solo aliviará la presión sobre unas finanzas públicas cada vez más limitadas, sino que también puede convertirse en un motor decisivo para recuperar el crecimiento económico en un entorno nacional e internacional que se vuelve cada vez más incierto.
La inversión fija bruta mantiene una tendencia descendente que comenzó a principios de 2024. La más reciente actualización del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) confirma una caída significativa respecto al año previo, reflejando un entorno donde tanto el sector privado como el público muestran señales de cautela.
El organismo señala que, “ante la evidente insuficiencia de recursos federales, permitir una mayor participación del capital privado en proyectos de infraestructura será un paso necesario para evitar que el país quede rezagado en competitividad y productividad, además que la falta de inversión pública no solo ha limitado el desarrollo de infraestructura básica, sino que también ha cerrado la puerta a oportunidades de colaboración con el sector privado”.
Añadió que “la inversión pública históricamente ha sido clave para el desarrollo de infraestructura esencial como carreteras, puertos, energía y servicios hidráulicos, también registra retrocesos profundos, y los recortes en este rubro han limitado la capacidad del Estado para generar condiciones que favorezcan el crecimiento y estimulen la participación de capital privado en proyectos de largo plazo”.
La mayoría de los analistas considera que el clima para invertir es menos favorable que en años recientes, un sentimiento que ha comenzado a reflejarse en decisiones de negocio más prudentes.
Resaltó que la actividad industrial, uno de los pilares del aparato productivo, también muestra señales de debilitamiento, mientras que sectores como la construcción, la manufactura y la minería hilan varios meses de reducciones, lo que refuerza la preocupación sobre la capacidad de la economía para sostener un crecimiento estable en el corto y mediano plazos.