En un país donde la fast fashion domina los aparadores y el consumo excesivo se ha normalizado, surgen iniciativas que buscan replantear nuestra relación con la ropa.
Una de ellas es Fundamentally, espacio en la Ciudad de México que promueve la moda sostenible y acompaña tanto a consumidores como a diseñadores en la transición hacia prácticas más conscientes sobre lo que nos ponemos encima.
Al frente de esta iniciativa está Diana Hernández, activista con especial interés por la moda sostenible. Ella comenzó a trabajar en temas sociales a los 24 años, durante un voluntariado con Oxfam GB, donde conoció de cerca la realidad de los campesinos mexicanos.
Esa experiencia, sumada a una conexión íntima que tenía con la moda desde su infancia —su madre solía diseñar su ropa— la llevó a cuestionar el impacto ambiental y social de la industria textil y de la confección. Así nació Fundamentally, primero como showroom y hoy como un movimiento digital y cultural que impulsa la moda lenta y sus virtudes en nuestro país.
¿Qué te inspiró a crear Fundamentally?
Fundamentally surge de la necesidad de crear un futuro más sostenible. Al trabajar en fotografía documental, vi de cerca problemas sociales y ambientales y entendí que muchos se originan en nuestro modelo de negocios; por eso quisimos abordar la insostenibilidad de la moda de manera creativa e inspiradora, sin culpar a nadie, pero buscando un mejor sistema.
Esta iniciativa se sostiene en tres ejes: educar sobre el consumo y el impacto de la moda; generar capacidades en la industria para reducir su huella ambiental, y fortalecer el mercado de la moda lenta en México.
Empezamos con un showroom para crear comunidad, pero para lograr mayor alcance lanzamos WE Fundamentally, un directorio digital de marcas mexicanas que da visibilidad a los productores y fomenta un consumo más consciente.
¿Cómo funciona el directorio y qué criterios utilizan para incluir a las marcas?
El directorio es una herramienta gratuita con más de 250 marcas mexicanas de ropa, que te permite filtrar por región, tipo de prenda, prácticas sostenibles y tipo de marca, según sea lo que estás buscando.
El criterio para incluirlas es que trabajen fuera del modelo fast fashion, que su producción sea pequeña y hecha localmente o también aquellas que comercian ropa de segunda mano y vintage.
¿En qué consiste la alianza que entablaron recientemente con Green Story?
Green Story es una empresa global especializada en métricas ambientales para la industria textil. Ellos realizan análisis del ciclo de vida de una prenda, desde que empezó como un hilo hasta que llega a nuestras manos; con esta información implementan estrategias para reducir el impacto de cada pieza.
La alianza nos permitirá medir la huella ambiental de productos textiles mexicanos, ofreciendo herramientas que normalmente solo están al alcance de grandes corporaciones.
¿Cuáles son los focos rojos que hacen urgente transformar la industria textil?
Uno de los indicadores más alarmantes es el consumo de agua; para fabricar una sola camiseta de algodón se gastan alrededor de 2,700 litros de agua, ahora visualiza si hablamos de una tienda entera de fast fashion, ¿cuántas camisetas hay?, ¿cuánta agua hay detrás de toda esa producción?
ella dice"La fast fashion,
Es una necesidad inventada"
Además de eso, 65 por ciento de la ropa producida en el mundo es de poliéster, un material derivado del petróleo que tarda entre 200 y 500 años en degradarse… es solo una parte de lo que convierte a la industria de la moda en una de las más contaminantes del planeta.
¿Cómo ha cambiado la moda rápida la forma en que consumimos y a qué costo?
La fast fashion ha transformado nuestros hábitos de consumo con una necesidad inventada que ha normalizado el consumo excesivo, nos acostumbramos a comprar ropa que usamos pocas veces y desechamos rápido.
El problema es que detrás de esas prendas hay condiciones laborales precarias, uso excesivo de recursos naturales y toneladas de desechos que tardan siglos en degradarse.
En México, muchas personas aún no son conscientes de este impacto negativo, pero cada vez más consumidores cuestionan si vale la pena seguir alimentando este ciclo nocivo de producción y consumo.
¿Cómo enseñar a las personas a comprar ropa de manera más consciente?
Solo debemos reflexionar antes de comprar. A veces solo vemos el precio y olvidamos todo lo que hay detrás; necesitamos conocer la diferencia entre costo, precio y valor, eso nos ayuda a tomar decisiones más conscientes al momento de adquirir nuestra ropa.
El costo real de una prenda incluye la mano de obra, los materiales, el transporte e incluso el impacto ambiental y social de su producción. El precio, en cambio, es lo que pagamos en la tienda, y muchas veces resulta bajo porque alguien más está absorbiendo el costo, ya sea el planeta o los trabajadores.
El valor está en cuánto tiempo dura en nuestro clóset, cómo nos hace sentir y si realmente nos representa. Por ejemplo: Si pagaste por una prenda 200 pesos y la usaste dos veces, te costó 100 por uso, y si compras una prenda en mil 500 pesos, pero la usas 50 veces, su costo es de 30 pesos por uso.
En Fundamentally, por ejemplo, ofrecemos una guía para auditar tu clóset e identificar lo que realmente usas. Otro paso importante es apostar por prendas de buena calidad que duren más tiempo, conocer marcas locales y dar preferencia a aquellas que sean transparentes en sus procesos de producción.
Una alternativa adicional es la ropa de segunda mano, que no solo reduce el impacto ambiental, sino que además ofrece piezas únicas.
Al final, conocer nuestros gustos y hábitos y comprender estas diferencias nos ayuda a dejar de comprar por impulso y a invertir en ropa que tenga un propósito real.
KRC