¿Cómo está la economía mundial? La respuesta, como señaló mi colega Tej Parikh, es que está confusa. Esto no debe sorprender. Más allá de algunas incertidumbres macroeconómicas evidentes —tendencias preocupantes en los déficits fiscales y la deuda en muchos países importantes, por poner un ejemplo—, estamos presenciando dos enormes acontecimientos: la abdicación de Estados Unidos como potencia hegemónica mundial y la irrupción sin control de lo que puede ser la más importante de las innovaciones tecnológicas de la humanidad: la inteligencia artificial. No es de extrañar que estemos confundidos. Sin embargo, lo notable es la capacidad de la economía global para afrontar crisis e incertidumbre, al menos hasta ahora.
Este es un tema central tanto en el discurso de Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), en las reuniones anuales de este año en Washington como en las últimas Perspectivas de la Economía Mundial (WEO, por su sigla en inglés). La gran conclusión es una desaceleración del crecimiento relativamente pequeña este año y el próximo. No hace falta decir que cualquier conclusión así es muy incierta, pero es coherente con lo que ha sucedido en lo que va de año, a pesar de la turbulencia.
¿Por qué la economía mundial ha sido robusta? Georgieva (y el WEO) ofrecen cuatro explicaciones: los resultados de los aranceles han sido menos severos de lo que se temía, adaptabilidad del sector privado, condiciones financieras favorables y mejores fundamentos de política económica.
Primero, es cierto que los impuestos fueron menos altos de lo que se indicó el 2 de abril, el Día de la Liberación. Al final, dice Georgieva, “la tasa de aranceles ponderada por el comercio de Estados Unidos cayó de 23 por ciento en abril a 17.5 por ciento actual”. Además, de forma sorpresiva se produjeron pocas represalias. Sin embargo, estas tasas siguen elevadas.
Segundo, el sector privado respondió de forma beneficiosa. Sobre todo en el corto plazo. Así, señala el WEO, “los hogares y las empresas anticiparon su consumo e inversión en previsión a aranceles más altos”. Además, los retrasos en la implementación permitieron a las empresas posponer los cambios de precios. Los exportadores e importadores absorbieron parte de los aumentos de precios; sin embargo, se está produciendo una repercusión. Los aranceles son un impuesto perjudicial: a la larga, distorsionarán la estructura y el crecimiento de la producción mundial.
Tercero, los mercados de valores se mantienen boyantes y las condiciones financieras se mantienen favorables en general. Parte de la razón de esto, sobre todo en EU, es el auge de la inversión en inteligencia artificial. Se desconoce si esto tiene sus raíces en la realidad o si se trata de la especie de burbuja que con demasiada frecuencia ha acompañado a dicha innovación.
La cuarta característica parece ser más cierta en el caso de las economías emergentes. Muchas aprendieron de experiencias pasadas dolorosas y, por tanto, aplicaron políticas fiscales y monetarias más disciplinadas que antes. Ese es el tema del capítulo 2 del informe WEO. El problema radica en que es poco probable que las condiciones externas mejoren para muchas de ellas. China se enfrenta a la hostilidad estadunidense y a las debilidades internas. Brasil e India se vieron afectados por los aranceles extremadamente altos, de 50 por ciento. En el caso de Brasil, esto se debe en gran medida a que, recordando sus dictaduras militares, sus tribunales condenaron a su aspirante a dictador, Jair Bolsonaro, a 27 años de prisión. ¿Por qué Trump debe aborrecer tanto esto?
En un momento como este, cuando el sistema mundial se está derrumbando, es peligroso tener confianza en lo que nos depara el futuro. Como señala el FMI, existen numerosas fragilidades, en particular los déficits fiscales y las deudas. Señala, por ejemplo, que se espera que la relación entre el saldo fiscal y el PIB del gobierno estadunidense se deteriore en 0.5 puntos porcentuales en 2026, debido a la aprobación del Gran y Hermoso Proyecto de Ley y a pesar de una compensación de 0.7 puntos porcentuales del PIB por los ingresos arancelarios proyectados. Esto también hace poco probable que se produzcan grandes reducciones en los desequilibrios globales por cuenta corriente, aunque el FMI pronostica reducciones modestas.
Esto, a su vez, presagiará nuevas escaramuzas en la guerra comercial mundial, sobre todo entre EU y China. Más allá de la tendencia de Trump a considerar cualquier superávit comercial bilateral como una prueba de que su socio lo está estafando, también se considera a China como un competidor estratégico integral. Washington está molesto porque Pekín utiliza su influencia comercial en estas luchas.
Scott Bessent, secretario del Tesoro estadunidense, acusó a China de intentar perjudicar la economía mundial después de que Pekín impuso controles de gran alcance a la exportación de tierras raras y minerales críticos. Entonces, ¿cómo imagina Bessent que se sienten las víctimas de EU ante la guerra comercial que se emprende en su contra?
Las reuniones del FMI y el Banco Mundial ofrecen una oportunidad para enfocarse en la situación de los países y las personas más pobres. El informe WEO señala que “las economías más pobres del mundo, incluidas las que sufren conflictos prolongados, corren un riesgo particular de que se desacelere su impulso de crecimiento”. Una de las razones son los recortes en las subvenciones y los préstamos en condiciones favorables. El cierre abrupto de Usaid será significativo para la salud. Un estudio preocupante publicado en The Lancet concluye que el desmantelamiento del organismo “puede resultar en más de 14 millones de muertes adicionales para 2030”.
El FMI y el Banco Mundial se crearon en 1944 para establecer el principio de la cooperación económica mundial; la necesidad de esto no ha terminado. Es alentador que EU siga siendo miembro. Los retos son enormes, en particular la necesidad de mantener el progreso económico en un momento de tanta agitación geopolítica. Ningún país, por poderoso que sea, será inmune si el sistema económico mundial explota.