Internacional
  • Islas Feroe busca un sueño casi imposible: clasificar al Mundial

  • Futbol. Solo tiene 55 mil habitantes, el clima es brutal y la mayoría de los jugadores no son profesionales a tiempo completo y nunca han llegado tan cerca. Se trata de la mayor sorpresa de las etapas clasificatorias del Mundial.
Un campo de futbol visto desde el pueblo de Leirvik; no hay canchas techadas. | The New York Times

La lluvia resbalaba por los rostros de los hombres, el viento ululaba y barría la cancha. Una tormenta gigantesca se había cernido sobre las islas Feroe, pero los jugadores simplemente se secaban el rostro y seguían, haciendo un ejercicio tras otro bajo los reflectores neblinosos. El viernes jugaron el partido de sus vidas, por la oportunidad de inscribir a su diminuto archipiélago en la historia del futbol.

El equipo de las islas Feroe, cuya selección incluye carpinteros, electricistas, un director ejecutivo y un vendedor de coches, lleva una racha de tres victorias consecutivas y ha tenido un desempeño sorprendentemente bueno contra rivales de mucha mayor categoría. El viernes, las islas Feroe perdió 3-1 contra Croacia, una potencia internacional. Si se dan otros resultados en su grupo eliminatorio mantendrán vivas sus posibilidades de convertirse en uno de los territorios más pequeños que jueguen en la Copa del Mundo.

Si nunca has oído hablar de las islas Feroe, no eres el único. Se trata de un archipiélago de 18 islas montañosas entre Escocia e Islandia, en el Atlántico norte, y es una parte autónoma del Reino de Dinamarca, con más autonomía incluso que, por ejemplo, la relación de Escocia con el Reino Unido. Las islas Feroe fueron colonizadas por los vikingos hace siglos; según los miembros del equipo, es de ahí de donde sacan su temple.

“Lo que hemos hecho ha ido contra todo pronóstico —aseguró Eydun Klakstein, el director técnico—. Ha ido contra los elementos, contra el viento, porque, bueno, este no es el lugar ideal para construir una sociedad. Nuestros antepasados perdieron hombres en el mar y mujeres en el parto”, continuó el entrenador, en lo que rápidamente se estaba convirtiendo en un discurso motivacional fuera de la cancha.
“Pero a pesar de todas estas circunstancias, construimos una de las sociedades más ricas, seguras y agradables del mundo —compartió el entrenador—. Todo lo que hacemos va contra todo pronóstico, y no es solo una cuestión de futbol. Es una cuestión de un país. Es una cuestión de un pueblo. Es una cuestión de: tenemos que hacerlo, debemos hacerlo”.

Aquí no es fácil construir un programa de futbol competitivo. Las islas Feroe son uno de los lugares más lluviosos de Europa; llueve alrededor de 270 días al año.

Hace tanto viento que casi no crecen árboles, y la larga y espesa hierba tiene un aspecto maltratado. El otro día, el viento soplaba a 72 kilómetros por hora; los autos en la carretera se sacudían. Aun así, cuando llegó la hora del entrenamiento, todos se presentaron.

No hay canchas de futbol techadas de tamaño reglamentario, así que en invierno, cuando hay hielo y nieve, el equipo no puede jugar mucho. La mayoría de los jugadores tienen que trabajar en otras cosas, y a menudo el trabajo es duro. Hace una década, una de sus jóvenes estrellas más prometedoras murió aplastada por una carga de pescado en un muelle.

A pocos días del gran partido contra Croacia, Rene Shaki Jensen, quien es centrocampista y electricista, estaba trabajando en un garaje. A veces, dice, juegan un partido como visitantes en Europa y al día siguiente está subido a un techo, bajo el viento y la lluvia, colocando cables. No es lo ideal, dijo, “pero no me quejo”.

Compárese eso con la rutina de comer, dormir y jugar de la mayoría de los futbolistas profesionales, muchos de los cuales son millonarios. La selección nacional de Croacia, por ejemplo, está repleta de atletas que juegan en las mejores ligas de Europa, y su capitán, Luka Modric, es una leyenda, considerado uno de los mejores medios de su generación.

¿Qué se siente entrar en un campo y jugar contra alguien así? “Es genial… los primeros segundos —afirmó Hallur Hansson, un carpintero que es una pieza clave del equipo de las islas Feroe, pero que está de baja por una lesión de rodilla—. Pero luego te das cuenta de lo buenos que son y tú simplemente no puedes seguir ese nivel, y es más frustrante que genial”.

Los jugadores de las Feroe son estrellas dentro de su pequeño universo, todo el mundo en estas islas parece conocerse, y cuando los jugadores aparecen en la panadería o la maderería, son ubicados de inmediato.

Ser de un lugar pequeño tiene sus ventajas: muchos miembros del equipo de la Copa del Mundo juegan juntos desde que eran niños. Se entienden casi de manera instintiva y se respaldan entre sí. Su defensa, en particular, es muy sólida.

“Es difícil abrir su defensa”, confirmó Tomislav Pacak, portavoz de la Federación Croata de futbol, hablando por teléfono desde Zagreb sobre el próximo partido.

Pacak no tuvo más que elogios para el equipo, llamándolo un “equipo duro y organizado que sabe jugar en conjunto. Permíteme decirlo así —concluyó—. Las islas Feroe no van a ganar el Mundial. Pero no van a regalar el partido”.

Las islas y su gente

El éxito del equipo llega en un momento en que las conversaciones sobre la independencia de Dinamarca se han intensificado. En los pueblos portuarios y en las viejas granjas de ovejas se percibe un poderoso sentido de lo que significa ser feroés. Tienen su propio idioma (que es cercano al islandés), su propia bandera, su traje típico y su gastronomía (la carne fermentada es una especialidad).

Y, geográficamente, se encuentran mucho más cerca de Escocia e Islandia que de Dinamarca, que lucha por mantener unido su reino mientras el presidente Donald Trump pone los ojos en Groenlandia, el otro territorio danés en ultramar.

Los seis jugadores feroeses entrevistados se sentían mucho más cómodos hablando de tiros de esquina que de política, pero todos se declararon a favor de la independencia.

La FIFA permite que las islas Feroe compitan bajo su propia bandera, igual que Palestina, Escocia y, de hecho, Inglaterra. Los jugadores saben bien que participar en el Mundial sería un gran impulso para sus aspiraciones independentistas.

Para que eso ocurra requerirán de una serie de milagros, empezando por el próximo partido. Croacia también se considera un país pequeño: cuatro millones de habitantes; sin embargo, tiene uno de los mejores equipos del mundo.

El país quedó en tercer lugar en el Mundial pasado, y en segundo en el anterior a ese. Milagrosamente, cuando las islas Feroe se enfrentaron a Croacia en septiembre, solo recibieron un gol y perdieron por muy poco.

Pero ese partido se jugó en la cancha de Tórshavn, la capital de las islas Feroe, un imán de tormentas y su terreno favorito. Esta vez tendrán que viajar a Croacia y enfrentar a los pesos pesados en su casa.

Para avanzar, el otro equipo líder de su grupo, República Checa, tendría que perder o empatar en su próximo partido contra Gibraltar. Pero Gibraltar está considerado uno de los equipos más débiles de Europa, y a principios de año los checos les dieron una paliza, 4-0.

Incluso si el equipo de las islas Feroe gana y los checos pierden, las islas Feroe tendrán que dar más sorpresas en una fase eliminatoria adicional para conseguir un lugar en la copa, que se celebrará el próximo verano en Estados Unidos, Canadá y México.

Los jugadores saben que tienen un camino complicado por delante, pero el mensaje del entrenador es sencillo: “Tenemos una posibilidad pequeña, pero tenemos una posibilidad”.

Con información de Tariq Panja.

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