La COP30 en Brasil que comenzó con grandes esperanzas y promesas, terminó sin hojas de ruta accionables para poner fin a la destrucción de los bosques y la quema de combustibles fósiles, ya que las divisiones geopolíticas volvieron a poner de manifiesto la desconexión con la población que pedía acción climática, reprochó la organización ambientalista Greenpeace.
WWF remarca campo de oportunidad
Mientras que el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) resaltó que aunque salgamos de Belém con la meta climática aún fuera de alcance, esta puede estar más cerca gracias a procesos paralelos e innovadores de negociación creados por la presidencia brasileña.
Celebró la decisión de crear dos hojas de ruta lideradas por la presidencia de la COP30, una sobre cómo detener y revertir la deforestación para 2030, y otra sobre el fin de los combustibles fósiles, ambas guiadas por la ciencia.
“Aunque no sea una decisión de esta COP, este anuncio permite avanzar hacia el fin de los combustibles fósiles, la principal fuente de los gases que están alterando el clima en todo el planeta. Pasamos de una situación de completo silencio a otra en la que el tema está sobre la mesa. Se trata de un avance sin precedentes en la historia de las COP climáticas”, destacó Mauricio Voivodic, director ejecutivo de WWF-Brasil.
Greenpeace consideró que la primera COP celebrada en la selva amazónica debería haber dado lugar a un plan de acción para poner fin a la destrucción de los bosques para 2030 y, dado que los planes de acción climática posteriores a 2035 se quedaron peligrosamente cortos, la COP30 también debería haber generado un Plan de Respuesta Global para cerrar la brecha de 1.5 °C.
No se hizo ninguna de las dos cosas. Tampoco se logró un avance significativo en la financiación climática.
La organización reportó que el último día de la COP se caracterizó por una objeción planteada por Colombia y otros países latinoamericanos sobre la falta de avances en la mitigación del cambio climático, lo que provocó la suspensión temporal de la sesión plenaria de clausura, antes de que se adoptaran formalmente los resultados de la COP30.
“El presidente Lula puso la vara muy alta al pedir hojas de ruta para acabar con los combustibles fósiles y la deforestación, pero un panorama multilateral dividido fue incapaz de superarlo. Se trataba de una encrucijada: un camino debidamente financiado hacia los 1.5 °C o una autopista hacia la catástrofe climática, y aunque muchos gobiernos están dispuestos a actuar, una minoría poderosa no lo está”, afirmó Carolina Pasquali, directora ejecutiva de Greenpeace Brasil.
¿Cuáles fueron los resultados obtenidos?
Además, consideró que este débil resultado no hace justicia a todo lo demás que ocurrió en Belém. La mayor participación indígena en una COP sobre el clima, pero también las marchas y protestas organizadas en el exterior, condujeron a la demarcación de 14 territorios, cuatro de ellos en la fase final del proceso, lo que garantizó más de 2.4 millones de hectáreas de tierra para sus pueblos originarios en Brasil.
Por su parte, el director ejecutivo de WWF-Brasil consideró que la COP30 presentó resultados importantes que van más allá de los textos oficiales de negociación, y eso debe ser tomado en cuenta.
“La acción climática no está y no debería estar restringida a conversaciones formales. La presidencia reestructuró la Agenda de Acción y movilizó 117 planes para acelerar soluciones a gran escala, involucrando sectores en todo Brasil y en el mundo, en una COP marcada por la fuerte inclusión de grupos sociales como pueblos indígenas y comunidades locales. El lanzamiento del Fondo de Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, en inglés), destinado a financiar la reducción de la deforestación en países tropicales, fue uno de los aspectos a destacar en Belém”.
Además, los expertos de WWF en cambio climático, señalaron que las negociaciones en torno a la Meta Global de Adaptación fueron una muestra de lo desafiante que es conciliar diferentes visiones entre más de 190 países con realidades locales tan diversas.
“La presidencia se esforzó por proponer un texto que complaciera distintas perspectivas, pero terminó descontentando a varios países con la propuesta de nuevos indicadores. El texto actual, que fue impugnado, propone adoptar los 59 indicadores y trabajar en su perfeccionamiento después de Belém. Estos ajustes en los indicadores serán fundamentales para dejarlos listos para que los países puedan utilizarlos y avanzar en la implementación”.
Mientras que Jasper Inventor, subdirector de programas de Greenpeace Internacional, afirmó que era el momento de pasar de las negociaciones a la implementación, y se perdió la oportunidad.
“El resultado no estuvo a la altura de la urgencia que se requería. El límite de 1.5 °C no solo está en peligro, sino que casi ha desaparecido de las discusiones. Es esta realidad la que pone de manifiesto la hipocresía de la inacción de una COP tras otra”.
“La COP30 no cumplió con las ambiciones en materia de combustibles fósiles, finanzas y bosques. No se acordó una vía para eliminar los combustibles fósiles, no se presentó un plan concreto para proteger los bosques y no se dio un paso significativo en la financiación climática. Pero los millones de personas en todo el mundo y las decenas de miles en las calles de Belém demuestran que la esperanza vive fuera de las instalaciones de la conferencia, ya que las comunidades siguen resistiendo y levantándose por nuestra gente y nuestro planeta”, apuntó.
MD