La tradición, costumbres y riqueza de la comunidad chiapaneca se combinaron para crear el ambiente idóneo para la celebración de Día de Muertos, con la Fiesta de las Almas (en tsotsil K´IN CH´ULELAL) que ofreció el chef Jorge Gordillo en el restaurante Tarumba del hotel Sombra del Agua.
Una impresionante ofrenda montada con el arte de las manos chiapanecas -- materializado, en vasijas, ollas y jarrones--, acaparaba las miradas de los invitados, que al ingresar a la fiesta admiraban el altar donde flores, veladoras y algunos alimentos completaban el tributo al máxico escritor chiapaneco, Jaime Sabines.
El aroma y colorido del cempasúchil --algunas de estas flores provenientes de Zinacantan-- aderezaba la atmósfera, donde una vez que los invitados llegaron a sus lugares luciendo una variedad de atuendos, inspirados en el Día de Muertos por lo que las Catrinas se multiplicaron en la velada; inició la Fiesta de las Almas.
Una Catrina luciendo un hermoso vestido blanco -- creación de las artesanas que integran la comunidad Impacto-- paseó por entre las mesas con un sahumerio entre las manos, por lo que todos los comensales pudieron apreciar el olor del incienso y con ello introducirse a la tradición con la que se honra a los difuntos. En la capa que formaba parte del atuendo una diversidad de frases en tsotsil --que más tarde se explicó son los sueños de muchas chiapanecas que con su arte buscan la forma de tener una mejor vida -- llamaba la atención.
Para entonces el equipo de sonido y el grupo musical ya estaban preparados para amenizar la cita, pero antes el anfitrión, Enrique Torresbatiz, Director de la división Turismo de Grupo Farrera - al cual pertenece el restaurante Tarumba-- agradeció a los invitados formar parte de la tradición que preservan con sus experiencias.
"Bienvenidos a todos y gracias por formar parte de esta velada con la que celebramos y recordamos a nuestros seres queridos, es una noche que se ha convertido en un icono para Tarumba y también en una motivación para seguir creando, seguir enalteciendo a Chiapas, a su cultura, a su gastronomía y a la genialidad del chef Jorge Gordillo", destacó Torresbatiz, quien estaba acompañado por el chef anfitrión y por la chef invitada, Diana López del Río.
Tras una breve pausa en el amplio jardín que forma parte de Tarumba, el directivo añadió.
"Solo voy a citar a nuestro gran poeta chiapaneco, Jaime decía: ´Alguien me hablaba al oído, toda la vida, despacio, lentamente, y me decía: ´vive, vive, vive´, y era la muerte´. Con esto quiero hacer una pequeña reflexión y decirles que tenemos que disfrutar la vida, apreciar los momentos, los amaneceres, los atardeceres, las respiraciones que nos regala la vida dia a dia; y decir las cosas en vida, porque después ya es tarde".
Entonces, aunque de manera discreta, los suspiros se escucharon en el restaurante antes de que el ejecutivo continuará dirigiéndose al chef Jorge Gordillo; creador del concepto gastronómico que distingue al grupo Farrera.
"Chef te reconozco, te admiro, desde el fondo de mi corazón aprecio todo lo que haces por este equipo, todo lo que creas por este estado, la inspiración que nos das a este equipo, y el disfrute que a través de tus creaciones das a tus huespedes y a tus comensales", comentó para enseguida dar la palabra al chef.
Breve y conciso, mientras los comensales ya disfrutaban del primer platillo, Suspiro del comal, Una tetela de haba cocida en Tequesquite, el chef se refirió a los invitados.
"El dia de hoy es vivir el momento, vivamos, sintamos, recordemos con el alma, con el corazón, pero sin dejar de vivir el momento", enfatizó
Y explicó "la chef Diana, con quien esta noche estamos haciendo una colaboración, es una gran investigadora de la gastronomía".
La Fiesta de las Almas continuó con el deleite al paladar, cuando hasta la mesa llegó Alma de la cosecha, un cremoso de calabaza de castilla acompañada de Cueza.
Para entonces la música ya se había sumado a la celebración y el grupo ponía el ambiente con la clásica "La negra Tomasa" que con "Caballo viejo", que tanto los invitados nacionales, como los comensales internacionales acompañaban desde sus lugares con el movimiento de sus manos.
El ambiente de fiesta en ascenso fue ideal para recibir al tercer tiempo, Ofrenda de 5 fuegos, una delicia que consistió en enchiladas de 5 chiles acompañadas de queso Chiapas; que se propuso acompañar con un tinto.
El cierre se dio con el Banquete para las ánimas, una terrina de lechón con pure de plátano en mole de cacao e higos, que llegó a las mesas cuando el ambiente sonaba al ritmo de "La huaracha sabrosona".
Cerca de las 11 de la noche, después de casi de tres horas de que había iniciado la Fiesta de las Almas, se sirvió el Postre Chihilal, un dulce de frijol con helado de queso y pan de muerto con el que los chefs conquistaron los paladares de sus invitados.
AJR