Los robots llegaron a la sociedad para quedarse y entre las muchas incertidumbres que esto genera existe una dimensión fiscal, ya que cada vez más voces reclaman que los androides que sustituyan a los humanos coticen por el trabajo que desempeñen.
Es el argumento que defienden el hombre más rico del mundo, Bill Gates; el candidato socialista a la presidencia de Francia, Benoït Hamon, o la eurodiputada luxemburguesa Mady Delvaux, ponente del informe aprobado por la Eurocámara para reclamar a la Comisión Europea (CE) una legislación específica sobre robots.
“Lo apoyo, pero creo que no hay que decidirlo mañana. Hay que hacer estudios y abordar las cuestiones técnicas. No se le puede poner un impuesto a todos los robots; hay que decidir a cuáles”, dijo Delvaux sobre un futuro impuesto entre la alta tecnología.
El texto que adoptó en febrero el Parlamento Europeo, que no tiene carácter vinculante, se centra en “la seguridad, la privacidad, la integridad, la dignidad, la autonomía y la propiedad de los datos”, aborda cuestiones éticas y solicita una agencia europea de robótica.
Sin embargo, no tiene el capítulo dedicado a un hipotético gravamen para que las máquinas con inteligencia artificial coticen, para compensar la pérdida de ingresos públicos que dejarán de percibir los Estados por las tributaciones de rentas de trabajo que desaparecerán.
Un informe publicado en mayo por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, apuntó que los robots amenazan 9 por ciento de los puestos de trabajo de economías altamente desarrolladas, lo que algunos economistas ya llaman la cuarta revolución industrial.
La eurodiputada no cree que los robots vayan a generar una oleada de desempleo masiva en Europa, pero tampoco lo descarta. Se limita a intentar trasladar a la legislación europea las preocupaciones que ha detectado en los ciudadanos tras más de dos años dedicada a escrutar la realidad y el futuro legal de los androides.
“Mucha gente teme que los robots vayan a robarnos el trabajo. Tienes a los pesimistas, que dicen que habrá desempleo masivo y nadie encontrará nunca más un trabajo, y los optimistas, que dicen que se crearán nuevos. Ambas opciones son posibles”, dijo.
Los legisladores, prosigue, tienen obligación de mostrarse sensibles ante esa preocupación, porque, si los androides trastocan profundamente el mercado laboral, “tendremos un problema con los impuestos porque muchos de ellos se ponen sobre el trabajo”.
“Muchos países tendrán problemas con la seguridad social y las pensiones. Cada vez tenemos menos impuestos en las finanzas, en las multinacionales. ¿Cómo se organiza el servicio público?”, cuestionó la eurodiputada.