Para esta bibliotecaria italiana, su perra Cucciola —una setter inglesa— es un miembro más de su familia. Por eso, luchó por un permiso para ausentarse del trabajo para poder cuidarla sin tener que utilizar sus días de vacaciones.
El grupo promotor del bienestar animal LAV ayudó a convencer a la Universidad La Sapienza de que le diera dos días de licencia por enfermedad de familiar para atender a Cucciola, de 12 años.
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El presidente de LAV, Gianluca Felicetti, dijo que el caso sienta precedente, y cualquiera que obtenga un certificado de veterinario puede gozar del mismo beneficio.
La mujer, que no tiene más familiares que le ayuden con su mascota, dijo que Cucciola se recupera de una operación por tumor de seno y un problema de laringe. La adoptó tras encontrarla abandonada en un parque.
RL
