Especialistas en temas del agua advirtieron que en los próximos cinco años podría vivirse otra crisis hídrica en el sur de Tamaulipas, porque la Conagua incrementó en un 117% los permisos para extraer el recurso en la cuenca del río Guayalejo-Tamesí entre el 2020 y el 2023, y de seguir esta tendencia, estará sobreexplotada y sobreconcesionada en un lustro.
“Todo indica que en 2026 no tendremos problemas, pero la crisis hídrica puede volver en los próximos años si no hacemos algo, pues el manejo actual de la cuenca no es sustentable y se debe, en parte, al error de la Conagua de aplicar la Norma Oficial Mexicana 011, basada en analizar la disponibilidad del agua en forma anual para conceder los permisos, asumiendo que está ahí disponible todo el año, lo cual no es cierto”, informó Gerardo Sánchez Torres Esqueda.
En un análisis que el presidente de Ingenieros sin Fronteras México, A.C., presentó a los activistas Alfonso Arroyo Amezcua, José Luis León Hurtado y Tomás Peña Alonso, detalló la disponibilidad mensual en cada uno de los 12 tramos que conforman la cuenca, tomando en consideración la época de estiaje de noviembre a mayo y de lluvias de junio a octubre.
Subrayó que hay tramos o subcuencas en donde es posible desarrollar almacenamientos, superficiales o subterráneos, mediante obras de infraestructura hidráulica que pueden ayudar a aprovechar los caudales de los meses de avenidas, para resolver la escasez de agua durante el periodo de estiaje y evitar que el líquido se desperdicie al descargar en el estuario del río Pánuco y de ahí al Golfo de México.
Incremento en volumen de agua concesionada
El experto precisó que en 2020 se tenía un volumen anual de agua concesionada de 780 millones de metros cúbicos, mismo que en tres años aumentó a 1,692 Mm³, lo que representó un incremento del 117%.
Y de acuerdo con esta tendencia, estima que cuando se publique la actualización del balance hidráulico de esta cuenca en 2026, el volumen concesionado pudiera rondar los 2,500 Mm³, acercándose en los tres años siguientes a los 3,200 Mm³, cuando el escurrimiento virgen de la cuenca es de solo 3,500 Mm³. “Por lo tanto, no habrá agua suficiente”, expuso.
Sánchez Torres Esqueda explicó que “la norma utilizada es incorrecta porque considera una disponibilidad de agua anual, pero debería analizarse de forma mensual, pues existe una diferencia entre la época de estiaje y los meses de lluvia que pueden contribuir a resolver los problemas de escasez de agua”.
Necesidad de infraestructura hidráulica en la cuenca Guayalejo-Tamesí
Para alcanzar un balance sustentable en toda la cuenca, es necesario, dijo, determinar mediante estudios técnicos qué tipo de infraestructura hidráulica se requiere para terminar con el problema de escasez. Sumado a ello, ve la necesidad de implementar programas de tecnificación del riego agrícola en toda la cuenca del río Guayalejo-Tamesí y acabar con la extracción ilegal.
Agregó que antes del 2000, el periodo de retorno de las sequías era de aproximadamente 11 años, pero ahora es de cinco a siete; sin embargo, el cambio climático trae eventos extraordinarios e intensos. “En teoría estaría de vuelta en 2029, pero si no se construye infraestructura de almacenamiento que permita manejar de forma más sustentable los recursos hídricos y se siguen otorgando más concesiones y realizando extracciones ilegales, la crisis de agua regresará en 2027 a 2028, y podemos llegar a vivir una condición permanente de escasez de agua”.
Esto es grave, apuntó, porque no se tiene infraestructura hidráulica suficiente y la poca con que se cuenta no está en buenas condiciones, los diques existentes en el sistema lagunario del Río Tamesí ya no retienen el agua, a lo que debe añadirse que la demanda de agua aumenta. De mantenerse las cosas como van, para 2030, destacó, definitivamente ya no tendremos suficiente agua en toda la cuenca.
Retos y estudios necesarios para garantizar el suministro de agua
Gerardo Sánchez Torres concluyó que la solución no se puede posponer más, se requiere especificar mediante estudios con cuánta agua se cuenta en cada tramo y eliminar las extracciones ilegales en la parte alta y media de la cuenca, además de rehabilitar el sistema de diques actuales en el sistema lagunario y evaluar el proyecto Moralillo y su análisis de impacto ambiental.
“Los retos son enormes, pero es cuestión de diseñar y construir la infraestructura hidráulica necesaria, pero sobre todo, que el gobierno federal tenga voluntad política para destinar fondos y hacer los estudios hidrológicos, hidráulicos, topográficos, geológicos y geofísicos que se requieren. De cumplirse todas estas condiciones, se podrá tener una cuenca sustentable y asegurar el suministro de agua hasta por los próximos cien años”, aseveró.
SJHN