El caso de presunta negligencia médica denunciado por Elizabeth Hernández Alvarado continúa su curso en la Fiscalía General del Estado de Coahuila (FGEC), donde se instruye un proceso penal en contra de un médico de Torreón.
De acuerdo con la abogada de la víctima, Diana Ordaz, el expediente se encuentra actualmente en la etapa de investigación complementaria, una fase en la que ambas partes pueden aportar nuevas pruebas para fortalecer sus argumentos antes de que el asunto sea turnado a juicio.
“Durante esta etapa, tanto la parte acusadora como el acusado tienen la oportunidad de realizar más actos de investigación con la finalidad de aportar pruebas dentro de la carpeta, y que estas puedan ser valoradas en un juicio”, explicó Ordaz en entrevista con MILENIO.
La abogada detalló que, tras concluir la investigación complementaria, el proceso avanzará hacia la audiencia intermedia, donde se fijarán los términos del juicio oral.
“Aún faltan meses para llegar a esa etapa, pero estamos tranquilas. Hasta el momento, el procedimiento ha sido llevado con estricto apego a derecho y con imparcialidad”.
Ordaz reconoció el trabajo de las autoridades ministeriales al considerar que no ha mostrado indicios de “influyentismo ni resoluciones viciadas”, lo que da confianza a su representada de que se enfrenta a un proceso justo.
Postura ante el gremio médico
La abogada también se refirió al malestar expresado por sectores del gremio médico, que han manifestado inconformidad por los procesos penales abiertos en su contra en Torreón y en distintos puntos del país, argumentando que se sienten tratados como delincuentes.
“Nadie ha tachado a los médicos de delincuentes por el simple hecho de ejercer su profesión. Como cualquier profesionista, están expuestos a cometer errores y, en algunos casos, esos errores pueden configurar delitos”.
Explicó que el Código Penal contempla sanciones por conductas imprudentes o culposas cometidas en el ejercicio profesional, y que el proceso de Elizabeth Hernández se enmarca dentro de lo previsto por la ley.
“Me parece una exageración que los profesionistas se sientan agraviados o perseguidos como si existiera un linchamiento social. Lo que está ocurriendo es que el Estado de Derecho permite que los ciudadanos soliciten justicia conforme a los procedimientos legales”, dijo Ordaz.
Agregó que existen diversos casos en la región donde médicos o profesionistas incurren en imprudencias, y las víctimas tienen derecho a solicitar acciones legales, sean civiles o penales.
“Eso no los debe eximir de responsabilidad ni hacerlos sentir perseguidos por el Estado”.
Lesiones gravísimas con disfunción
El delito que se le imputa al médico señalado por Elizabeth Hernández Alvarado es el de lesiones gravísimas con disfunción, de acuerdo con el Código Penal de Coahuila.
La denunciante sostiene que las consecuencias derivadas de la atención médica que recibió afectaron de manera permanente su salud y su calidad de vida.
Por ahora, el caso permanece bajo reserva mientras se desahogan las pruebas presentadas por ambas partes. La defensa confía en que el juicio oral, una vez programado, permita esclarecer los hechos y establecer las responsabilidades correspondientes.
“Elizabeth está siguiendo el proceso con paciencia, adherida a los tiempos y con la certeza de que cuenta con las pruebas necesarias para que un juez determine la procedencia de la pena”, concluyó su abogada.
Una cirugía que cambió su vida
Como MILENIO lo informó en su momento, la historia de Elizabeth comenzó cuando, a los 32 años, acudió a una consulta con un médico que se promocionaba como “el mejor ginecólogo de Torreón”. El tratamiento propuesto fue una histerectomía laparoscópica ambulatoria para tratar miomas uterinos.
“Fue el 16 de abril de 2021 a las 10 de la mañana que fui intervenida con la ilusión de mejorar mi vida, pero no fue así. Me arrepiento tanto, porque mi vida empeoró por completo”, relató en entrevista para MILENIO.
Sin embargo, al regresar a casa tras la cirugía, comenzaron los síntomas alarmantes. “Al querer orinar, en lugar de pipí me salió excremento. Me asusté como no tienen idea”, dijo. Fue atendida hasta días después, y sin mayor explicación fue canalizada al Hospital General de Torreón.
Al borde de la muerte
En el Hospital General le fue diagnosticada una sepsis severa, derivada de perforaciones en vejiga, colon e intestino. Los médicos lograron salvarle la vida mediante varias intervenciones quirúrgicas. Desde entonces, sufre de incontinencia urinaria, dolor constante al caminar, y vive con una colostomía permanente, pues perdió una parte del intestino grueso.
“Mis lesiones no tienen cura. Los especialistas dicen que es imposible reconectar el intestino”, lamentó.
Gracias al apoyo del personal de trabajo social y a la inscripción posterior al IMSS, Elizabeth ha recibido atención médica. También ha sobrevivido con ayuda de personas solidarias que le donan pañales, medicinas y bolsas para la colostomía.
Además, ha comenzado a vender dulces fuera de su casa, mientras su esposo realiza trabajos de reparación doméstica para sostener el hogar.
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