Fue considerado un rojo opositor al gobierno de Porfirio Díaz. Los historiadores coinciden en que participó en la lucha revolucionaria del lado de los maderistas y murió en diciembre de 1917. Aunque entre los mismos habitantes de La Laguna existe confusión en su origen y fecha de nacimiento, en el municipio de Matamoros, Coahuila, al igual que en el de Lerdo, Durango, lo reclaman como hijo pródigo. Se trata de Sixto Ugalde, del cual existe una tumba en el panteón San Francisco, en la primera ciudad referida.
La identidad de este héroe nacional se ha desdibujado en el tiempo debido a que aparentemente no existe ni una sola instantánea de su paso por la guerra, y si bien algunos militares decidieron tomarse algún retrato, tal parece que la vanidad de Ugalde no llegó a inmortalizarlo.
Su lápida reproduce algunos datos, fechando su muerte el 15 de diciembre de 1917 a la edad de 86 años: “En memoria del general de brigada Sixto Ugalde… un rojo del teniente Rosendo Ramírez y jefe del grupo #2 y demás veteranos y (Sic) instituciones del pueblo de Matamoros”.
Columnista de MILENIO y cronista de la ciudad, Jesús Sotomayor Garza, ha perfilado a este militar revolucionario de la siguiente manera: “..fue originario de La vega del Marrufo, hoy Matamoros, Coahuila, en donde nació un día que no ha sido precisado en el año de 1856, siendo hijo de don Cruz Ugalde y doña Camila Guillén, a quien le impusieron el nombre de Sixto Ugalde Guillén.
Desde un principio en el año de 1910 participó en las reuniones en donde se conspiraba en contra de Porfirio Díaz, siendo designado el día 15 de noviembre de 1910 por instrucciones de don Francisco I. Madero, oficial del Ejército Republicano”.
En este cementerio San Francisco, mismo que se edificó antes de 1900, la huella de la revolución va surcando el camino hacia la historia y personajes que, a pesar de su trascendencia, se han mantenido en el olvido. Junto a la de Ugalde, se encuentra también la tumba de Jesús Chavero, quien fue alcalde de Matamoros y custodio de los Archivos de la Nación que el presidente Benito Juárez atrajera a la Comarca Lagunera.
El camposanto no ha perdonado a ninguno de sus habitantes y con el paso de los años ha deteriorado las edificaciones. Sencillamente ya no hay espacio para los difuntos en el presente, pero el Ayuntamiento en cada administración le da carpetazo al problema en espera de que algún valiente resuelva que cada vez se torna más sensible o peligroso.
Sixto Ugalde participó en las juntas previas al levantamiento armado del 20 de noviembre de 1910, y de acuerdo a Sotomayor Garza, en San Pedro de las Colonias se unió a las fuerzas de Benjamín Argumedo y Emilio Madero. “De ahí para el real”, como decían, de la unión de este personaje con Jesús Agustín Castro, Orestes Pereyra, Epitacio Rea y Gregorio García, fueron reconocidos como los rebeldes laguneros que iniciaron el movimiento revolucionario en Coahuila y Durango.
Cuando se piensa en obras metropolitanas para La Laguna, inmediatamente se aplican recursos a vialidades o movilidad social, sin pensar que existen pasajes históricos trascendentes que podrían hablar desde las tumbas que, no obstante, están siendo devoradas ante la ignorancia institucional en las ciudades que conforman la zona metropolitana.
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