Una de las mayores hazañas de la ingeniería mexicana se alza en el sur de Tamaulipas. El Puente Tampico, con sus más de 1,500 metros de longitud, desafió al viento, al mar y al tiempo para unir la zona con el norte de Veracruz y convertirse en un referente de conectividad en América Latina.
Con sus torres que se elevan como lanzas de concreto sobre el río Pánuco y sus cables tensados al viento, este viernes 17 de octubre se cumplen 37 años de su inauguración, con una altura de 55 metros en su parte media para permitir el paso de embarcaciones de gran calado, incluidas plataformas o buques de carga.
Ubicado en un punto estratégico del corredor industrial del Golfo de México, conecta el centro y sur del país con el puerto de Altamira, clave para la industria petroquímica y energética, lo que fortalece la posición del país en el comercio internacional.
El coloso de acero y concreto, capaz de resistir rachas de viento de hasta 200 kilómetros por hora y la corrosión marina, destaca por su elegante diseño y magnitud. En su momento fue el puente atirantado más largo de América Latina y recibió premios de España y Estados Unidos como la mejor obra pública realizada.
Sin embargo, detrás de su majestuosidad también se ocultan problemas que opacan su grandeza: la caseta del puente nunca fue reubicada, lo que dificulta la integración regional; las deficiencias en el mantenimiento han sido señaladas con el tiempo; y se ha convertido en escenario de suicidios, un recordatorio doloroso de que incluso las obras más imponentes no están exentas de la fragilidad humana y social.
El puente, entonces, no solo refleja la maestría técnica de sus creadores, sino también las omisiones y la necesidad de una gestión integral que combine ingeniería, seguridad y bienestar ciudadano.
Y es que, a pesar de enlazar las ciudades de Tampico, Tamaulipas, y Pueblo Viejo, Veracruz, no cuenta con transporte público urbano, por lo que quienes no tienen automóvil aún dependen de las lanchas para cruzar.
Une, pero separa, al mismo tiempo
“Ha sido una obra majestuosa en su construcción, que hoy es un ícono para la zona sur, un puente que une dos estados hermanos como Tamaulipas y Veracruz, y eso nos ha permitido trabajar más de la mano como una sola región. Antes el cruce era por chalán (barcaza) o había que darse la vuelta por el Puente Prieto, y era mucha pérdida de tiempo; hoy en día es una vía muy rápida, una infraestructura de clase internacional”, señala Eduardo Manzur Manzur, presidente de Canaco Tampico.
No obstante, esta imponente obra une, pero también divide, porque nunca prosperaron las gestiones para reubicar la caseta de cobro y lograr una mayor cohesión regional que impulse el desarrollo económico y facilite la inversión. La integración total aún parece lejana.
“Hemos pugnado porque se mantenga en buen estado tanto su asfalto como la iluminación, los tirantes, la seguridad; el cobro hacerlo más ágil, pero sobre todo mover la caseta más adelante para integrar desde lo que es Tampico Alto, Veracruz, hacia Tampico y desarrollar más inversiones de aquel lado, integrándolo más a nuestra zona conurbada.”
El representante de la Cámara Nacional de Comercio porteña aprecia la reciente iluminación del puente y se pronuncia a favor de que se mantenga de forma permanente. Señaló que vestirlo con colores de temporada sería un atractivo adicional para los visitantes, quienes podrían disfrutar de las vistas y paseos nocturnos.
“Sí hay un antes y un después para el desarrollo y la conectividad de estos dos estados. Hoy lo valoramos en su justa dimensión, pero tenemos que seguir impulsando que se recorra la caseta y que el puente se mantenga en óptimas condiciones de seguridad para los miles de automóviles que diariamente lo cruzan.”
Manzur Manzur sostiene que Pueblo Viejo tiene reservas territoriales y atractivos naturales que podrían integrarse a una oferta regional, con desarrollos habitacionales, comerciales, hoteleros y gastronómicos, y ampliar con ello la zona de influencia del destino.
“Se debe mover la caseta para que sea una zona libre de cobro, de tráfico doméstico por así decirlo, y para desarrollar toda la infraestructura que se necesita tener de aquel lado, incluida la educativa y de salud. Hoy en día los espacios en Tampico y Madero están saturados, es una gran área de oportunidad desarrollar el norte de Veracruz e integrarlo al crecimiento de la oferta turística, comercial y de servicios del sur de Tamaulipas.”
Estima que sería un ganar-ganar para ambas regiones y una oportunidad de construir una economía más fuerte y atractiva, capaz de atraer más inversión y visitantes a la zona, aprovechando la conectividad que brinda la autopista Tampico-Tuxpan.
El puente es belleza, pero también tragedia
Detrás de su belleza se oculta también una historia sombría. El puente que unió territorios se convirtió en testigo involuntario de profundas soledades humanas, un sitio al que muchos llegaron buscando el fin.
Bajo su silueta imponente puede habitar el silencio más hondo. Por eso, la asociación civil Granito de Arena es un hilo de esperanza para quienes llegan buscando su último refugio.
Con palabras suaves y manos tendidas, invita a hombres y mujeres a detenerse, a mirar hacia la vida, a no ceder a la oscuridad que los llama. Nicolasa Niño Díaz, presidenta de la agrupación, subraya la necesidad de que las autoridades establezcan vigilancia para detectar a cualquier persona que se encuentre sola en el lugar y preguntarle hacia dónde se dirige. También propone apoyar esta labor con videocámaras.
“Yo pienso que es necesario poner un módulo de vigilancia ahí las 24 horas, detectar a cualquier persona que llegue. Hay trabajadores de Pueblo Viejo que cruzan todos los días y ya se les conoce, pero cuando se vea algo fuera de lo común, actuar de inmediato. Que hubiera cámaras a lo largo del puente… no sé si sea muy costoso, pero al menos se lograría disminuir la incidencia (de suicidios).”
Granito de Arena coloca mensajes de aliento para prevenir el suicidio, con frases como: “Tú vales mucho”, “Siempre hay alguien para ti”, “No lo hagas, vamos a tomarnos un café” y “Llámanos, platícanos”. Para brindar apoyo, se pone a disposición el número telefónico 833 110 6531.
“Hay personas que quieren recibir ayuda y nos llaman; cuando logramos que se nos avise a tiempo, se les ha convencido de que se retiren de ahí; en otros casos, desgraciadamente cuando nos damos cuenta han perdido la vida, porque es una muerte segura, a eso es a lo que van.”
Niño Díaz menciona que quienes no ven otra salida suelen padecer una depresión avanzada, provocada por un desequilibrio químico en el cerebro que requiere atención profesional. En estos casos, solo un psiquiatra está capacitado para prescribir el tratamiento adecuado.
“Ocho de cada 10 personas que expresan el deseo de suicidarse realmente tienen esa intención. La salud mental es un grave problema de salud pública. Afortunadamente hemos logrado convencer a personas que han estado en la baranda del puente y otra que iba a exceso de velocidad con el mismo objetivo. Son más hombres que mujeres, personas comunes, que en su generalidad trabajan.”
Se dice que el primer suicidio ocurrió el mismo día de la inauguración del puente. Sin embargo, el cronista adjunto de Tampico, Francisco Ramos Alcocer, señala que la persona que se arrojó no tenía la intención de quitarse la vida, sino que intentaba lucirse con un clavado, pero calculó mal su impacto contra el espejo de agua. El hecho no fue aclarado oficialmente. Es impreciso dar un número exacto de suicidios ahí, pero se estima que se acercan al centenar.
La historia de su construcción
Su inauguración fue toda una fiesta popular. El entonces presidente Miguel de la Madrid develó la placa, acompañado de los gobernadores de Tamaulipas y Veracruz, Américo Villarreal Guerra y Fernando Gutiérrez Barrios, respectivamente. El alcalde porteño era Nicanor Fernández Cabrera.
“Era un río de personas sobre el puente, se sentía el júbilo; el lugar estaba totalmente lleno”, recuerda el historiador.
Relata que la obra era sumamente necesaria, ya que el desarrollo portuario avanzaba sobre una zona sin planificación y las nuevas inversiones exigían infraestructura, pero tuvieron que pasar muchos años para que fuera autorizada.
La disyuntiva era construir el puente sobre el río o de forma subterránea, pero ambas opciones resultaban muy costosas.
“Hágalo como quiera, pero hágalo”, le dijo Joaquín Hernández Galicia a José López Portillo. Al presidente le causó gracia; no se lo tomó a mal. En ese momento ordenó a su secretario de Comunicaciones y Transportes iniciar la obra.
Abonaría, dijo el cronista, al decreto de conurbación entre el sur de Tamaulipas y el norte de Veracruz, que se había estancado casi tres décadas. El puente permitiría agilizar el cruce de mercancías y evitar que transportistas y autobuses foráneos tuvieran que esperar, a veces, hasta varios días para poder pasar en chalán.
La construcción comenzó a finales de 1979 y se eligió el “Paso 106” por ofrecer mejores condiciones topográficas y de cimentación. Actualmente soporta un aforo promedio mensual superior a los 355 mil vehículos.
La empresa constructora Ingenieros Civiles y Asociados (ICA) tuvo muchas dificultades por la profundidad del río: el pilote 13 no lograba la suficiente cimentación en el suelo fangoso, y el problema retrasó la obra. También le tocó la devaluación de 1982, que afectó a todos los proyectos que entonces se desarrollaban en México.
Cuando los albañiles trabajaban a marchas forzadas para que la obra estuviera lista para su inauguración, en septiembre de 1988 el huracán Gilberto amenazó con azotar la costa. Muchos temían que la estructura no resistiera sus vientos, pero finalmente el meteoro se desvió.
“Como no ha pegado ningún huracán, no hemos podido comprobar que resista rachas de viento de 200 km/h. Con Gilberto había miedo, sobre todo porque el puente está en una zona donde pega el aire con mucha fuerza. La ventaja es que no llegó.”
Sin embargo, el 19 de mayo de 2021, vientos de hasta 90 km/h azotaron la zona y se hizo viral un video que mostraba cómo los tirantes que soportan la parte central del puente se movían bruscamente, dejando en evidencia la falta de mantenimiento y un latente riesgo en la infraestructura.
La Asociación de Ingenieros Civiles de Tamaulipas corroboró entonces que existía daño estructural en tirantes y sistema de anclaje, además de óxido, lo que representaba un peligro para los usuarios, y demandó actuar de inmediato. Por su parte, el entonces diputado local Mon Marón, desde la tribuna del Congreso local, exigió a la Federación su urgente intervención.
El 23 de octubre del mismo año, la SCT declaró una “emergencia técnica” y atención inmediata al detectar fallas acentuadas por el esfuerzo constante que implica el alto flujo vehicular.
A su vez, Rafael Benavides Osorio, presidente del Colegio de Ingenieros y Arquitectos, negó entonces que el puente se pudiera caer, pues está diseñado para una vida útil de 100 años.
Con información obtenida vía transparencia, MILENIO publicó que en tres años se habían cobrado por peaje más de 500 millones de pesos, pero solo se había invertido 7.5% en conservación y mantenimiento.
En otro contexto, el cronista Francisco Ramos lamenta la cancelación de la ruta de transporte público que conectaba la colonia Echeverría de Tampico con Pueblo Viejo, suspendida hace más de 10 años por presiones de concesionarios de la ruta Isleta y lancheros afectados.
El puente no ha estado exento de leyendas urbanas. Se cuenta que, cuando hubo grandes dificultades con el pilote 13, se sacrificó a tres trabajadores, enterrándolos ahí como una ofrenda. También se rumoró que se ofrecieron almas y que los suicidas serían, desde entonces, parte de aquel oscuro pacto.
La obra de un vistazo
El Puente Tampico cuenta con:
-Cuatro carriles de circulación.
-Dos pasos peatonales.
-Un camellón central.
Está soportado por:
-21 pilas de sostén.
-Dos emblemáticas torres de 110 metros de altura.
-44 tirantes de acero importado de Bélgica.
Su longitud total es:
-1,543 metros. En su momento fue el puente atirantado más largo de América Latina.
Su altura máxima es:
-55 metros por encima del caudal, lo cual permite el paso de grandes buques cargueros hacia los puertos de Tampico o Altamira.
Su peso aproximado es:
-95 mil 307 toneladas.
Premios recibidos:
-Fundación Puente de Alcántara (España).
-American Concrete Institute (Estados Unidos), que lo calificaron como la obra pública más destacada de los años 1988-1989 en Iberoamérica y Norteamérica.
Participación en la construcción:
-800 trabajadores en tres turnos.
-Al menos un albañil perdió la vida durante el proceso.
Ingeniería civil a cargo de:
-Modesto Armijo (nicaragüense).
Inversión total:
-140 mil millones de pesos de aquel entonces.
Importancia estratégica:
-Refuerza el eje carretero que va de Matamoros, en la frontera con Estados Unidos, hasta Puerto Juárez, en la península de Yucatán, bordeando gran parte del litoral del Golfo de México.
-Se integra a este eje la autopista Tampico-Tuxpan.
JETL