Algunos dicen que se trata del panteón número uno, otros lo refieren como el segundo cementerio de la ciudad. Lo cierto es que el Panteón Torreón abrió sus puertas mostrando el olvido con sepulcros que han sido vandalizados y la maleza vuelta matorral, lo que impide el paso hacia las sepulturas.
Hasta allí llegó Cecilia Delgado con su familia. Desde la Eduardo Guerra se movilizó a temprana hora con todo y bidones de agua porque la tina de 20 litros se vende en el interior a 25 pesos y entre el gasto que implica comprar flores naturales, visitar a sus padres es un obsequio que no se puede dar en cualquier fecha del año.
“Venimos a ver a mis padres y a mi hermano. Mi mamá tiene catorce años y mi padre ya tiene veintiséis años que falleció. Ellos nunca se olvidan. Yo vengo con toda mi familia: mis hijos y mis hermanos, y aunque son cariños que se tienen aquí, la verdad el panteón está muy descuidado, llenos de basura y maleza. Se hace el llamado a las autoridades para que no lo abandonen y vengan y limpien”.
Cecilia dijo que el agua se carga desde casa, las flores se compran con tiempo. Y para el día 2 de noviembre se ponen las manos a trabajar limpiando el terreno, lavando la lápida y colocando las flores en una ambiente donde se escucha a lo lejos la voz de José Alfredo invitando a otra copa de vino.
Guadalupe no supo dónde quedó la tumba de su esposo
Lo mismo ocurre con Guadalupe Valenzuela que camina entre la tierra suelta, como cada año, hacia la tumba de su cuñada, su mamá y un hermano. La tumba de su esposo, apunta, no supo dónde quedó.
“Yo la verdad no supe dónde quedó Jesús. Cada año vengo con mis sobrinas porque de aquel lado también tenemos a mi hijo, mi esposo, y mi hermana que es la mamá de ellas. Venimos temprano para no agarrar tanta resolana, aunque a veces venimos en la tarde, es por el trabajo de ellas también, que ahorita en la tarde ella va a entrar y hoy solamente en la mañana”.
Guadalupe sabe que el agua dentro del panteón se vende. A peso el litro, dijo. Tal vez 25 pesos. Aunque nunca hace cuentas de lo que gasta, trata de cumplirles con ramitos de 50 pesos, yéndose tal vez un día de trabajo o un poquito de lo que le depositan en su pensión.
Se reservan el derecho de admisión a panteones privados
En el Cementerio Jardines del Carmen las puertas laterales quedaron abiertas. La de la izquierda para entrar y la de la derecha para salir. Los agentes policíacos se mantienen alertas en tanto el módulo de los paramédicos de la Cruz Roja se ubica detrás de la reja principal.
Allí las familias este año no tuvieron problemas para ingresar pero en cambio sí los trabajadores de medios de comunicación que, identificados por el uniforme, fueron abordados por un hombre que tenía la instrucción de no dejarles pasar. El motivo, dijo, es que se trata de un cementerio privado y este año el administrador dejó la orden de impedir el acceso. Y por eso detrás de la reja se hicieron imágenes y ya en la calle se habló con los vendedores que agradecen la bonanza económica que se obtiene en el día de los santos difuntos.
aarp