Más allá de ser una festividad cristiana, la Navidad, es una de las celebraciones más importantes a nivel mundial que representa un tiempo de unión familiar, regalos y convivencia.
Aunque para algunos grupos religiosos esta celebración no está considerada, existen otras celebraciones que coinciden en el mes de diciembre.
Para la Iglesia católica, la Navidad no es solo una tradición cultural ni una celebración repetitiva, sino la actualización viva de uno de los misterios centrales de la fe cristiana que es la encarnación del Hijo de Dios.
Luis Martín Lugo Cervantes, párroco de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, en la colonia San Isidro, en el municipio de Lerdo, señala que la Navidad radica en la encarnación. Cristo, al hacerse hombre, asume la plenitud de la condición humana: dolores, alegrías, sufrimientos y esperanzas.
Este misterio ofrece consuelo a la humanidad, pues implica que nada de lo humano es ajeno a Dios. Como lo expresan los Padres de la Iglesia, particularmente San Atanasio, se trata del “admirable intercambio”, Dios se hace hombre para que el hombre participe de la vida divina.
“La Navidad es la fiesta con la que la Iglesia se identifica profundamente porque celebramos la encarnación del Hijo de Dios, hecho hombre en el seno de María Virgen, nacido para todas las naciones”.
Señala que la Navidad no se limita a recordar un acontecimiento histórico, sino que también abre el horizonte hacia el futuro. La Iglesia celebra que Cristo ya vino, pero mantiene viva la esperanza de su regreso glorioso, conocido como la Parusía.
“No es un mero acto repetitivo, sino una actualización del misterio y una expresión de nuestra esperanza cristiana”.
El adviento: preparación y sentido
Para comprender la Navidad, dijo, es indispensable vivir el tiempo de Adviento, un periodo litúrgico, marcado por el color morado que invita a la conversión, la esperanza y la preparación interior.
La corona de Adviento, con sus cuatro cirios, acompaña este camino. El tercer domingo, conocido como domingo de Gaudete, anuncia la cercanía del Salvador y el gozo de su presencia como Emanuel: Dios con nosotros.
Explicó que del 17 al 24 de diciembre se celebran las ferias mayores del Adviento, con una liturgia más intensa que llama al recogimiento, a la oración y a la conversión del corazón.
Navidad y posadas, tradición con sentido espiritual
El padre Luis Martín Lugo Cervantes, manifiesta que la Navidad al igual que las posadas se ha distorsionado cuando se reduce a celebraciones folclóricas, excesos y consumo a pesar de que éstas tienen un significado espiritual.
“Las posadas recuerdan los nueve meses de gestación de Jesús en el seno de María. Eran también conocidas como misas de aguinaldo, que hablaban del intercambio de dones”, explica.
Cuando se pierden estos símbolos, la celebración se vacía de su contenido espiritual.
La luz que nace: misas rorate
Entre los signos más antiguos del Adviento están las misas rorate, celebradas al amanecer, en penumbra, con los fieles portando velas encendidas. Estas celebraciones evocan el nacimiento de la luz y proclaman a Cristo como el Sol de justicia.
Janucá: La luz judía en tiempos de Navidad, una convivencia basada en el respeto
Mientras millones de personas celebran la Navidad, la comunidad judía vive estos días desde una perspectiva distinta: Janucá, la Fiesta de las Luces que lejos de una confrontación religiosa, su mensaje central es el respeto, la convivencia social y la unión familiar.
En México, donde la mayoría de la población profesa el cristianismo, las celebraciones decembrinas se viven de manera colectiva, sin embargo para la comunidad judía, la Navidad no forma parte de su calendario religioso, aunque no significa aislamiento ni rechazo, sino una adaptación social basada en el respeto mutuo, asegura Juan Antonio Martínez (Yeohanan Matanh Levi), integrante de la comunidad judía.
“Nosotros no celebramos la Navidad, pero respetamos profundamente que los demás lo hagan. Si tú eres feliz con tu fiesta, yo soy feliz contigo”.
Convivir sin celebrar
Durante estas fechas, muchas familias judías optan por reunirse de manera social, sin connotaciones religiosas navideñas. Son encuentros familiares similares a cualquier convivencia cotidiana: carne asada, juegos de mesa, dominó, baraja, fútbol para los niños y momentos de convivencia.
“No es una celebración religiosa, es una reunión social. Como decir ‘vente el domingo a la casa’, solo que en estas fechas todo el mundo está reunido”.
Esta dinámica, señala, cobra especial relevancia cuando hay niños pequeños, quienes aún están formando su identidad cultural y religiosa. Para ellos, la convivencia evita el sentimiento de exclusión en un entorno mayoritariamente navideño.
Janucá: La 'Navidad' judía
Para el judaísmo, la festividad que coincide con estas fechas es Janucá, una celebración de ocho días conocida como la Fiesta de las Luces en donde cada noche se enciende una vela del candelabro (janukiá), recordando el milagro del aceite que ardió durante ocho días cuando sólo había suficiente para uno.
“Para nosotros, Janucá es lo que muchos entienden como la Navidad judía, para que la gente lo comprenda”.
Durante estos ocho días, los niños reciben regalos , uno por día, reforzando el sentido familiar y educativo de la celebración.
Explica que Janucá conmemora la victoria de los macabeos, cinco hijos del sumo sacerdote contra el imperio grecorromano, que había prohibido prácticas fundamentales del judaísmo como el estudio de la Torá, la circuncisión y el culto a Dios.
Tras recuperar el Templo de Jerusalén, se encontró un pequeño frasco de aceite sellado que, milagrosamente, duró ocho días. Ese milagro es el corazón de la festividad.
La comida como símbolo
Durante Janucá, los alimentos fritos en aceite adquieren un significado especial. Las donas (sufganiot) y otros platillos fritos recuerdan el milagro del aceite. Cada elemento tiene un simbolismo: El aceite representa la luz y la fe, lo blanco simboliza la Torá, lo rojo recuerda la circuncisión y lo redondo representa al ser humano.
También se consumen platillos como falafel, ensaladas con aceite de oliva y vino, ingredientes presentes desde tiempos bíblicos tanto en la alimentación como en la medicina tradicional.
Una luz que une
Janucá no compite con la Navidad. Convive con ella, pues enciende una luz distinta, pero con un mismo propósito que es recordar que la unión, la ayuda mutua y el respeto son valores universales.
Navidad en la Iglesia de los Santos de los Últimos Días es de fe, familia, servicio y alegría
Para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la Navidad es una de las épocas más significativas y alegres del año, al ser un tiempo dedicado a celebrar el nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios y Salvador del mundo, cuya vida y enseñanzas representan luz, esperanza y paz para toda la humanidad.
Francisco Javier Fonseca Torres, presidente de la Estaca Torreón México, manifiesta que la celebración va mucho más allá de una fecha en el calendario.
“La Navidad debe centrarse en Cristo, no solo en recordar su nacimiento, sino en esforzarnos por vivir sus enseñanzas en la vida diaria”.
Recordó las enseñanzas del presidente Thomas E. Monson, profeta moderno de la Iglesia, quien invitaba a que esta temporada fuera una oportunidad para servir, amar y pensar más en los demás que en uno mismo, principios que los miembros procuran poner en práctica durante estas fechas.
Tradiciones espirituales y convivencia familiar
Contrario a algunos mitos, la iglesia de los Santos de los Últimos Días celebra la Navidad con alegría y tradiciones muy similares a las del resto de la sociedad.
En sus hogares colocan árboles, luces y decoraciones navideñas, se reúnen en familia, comparten comidas especiales, cantan, bailan, rompen piñatas y disfrutan de la convivencia, convencidos de que la alegría sana y el tiempo en familia también son regalos de Dios.
Una tradición importante es la llamada Noche de Hogar, en la que las familias se reúnen para leer el relato del nacimiento de Jesucristo en el Evangelio de Lucas, orar juntos y cantar himnos navideños.
Además, estudian el Libro de Mormón, que contiene profecías y testimonios sobre el nacimiento y la misión divina de Jesucristo.
Estas actividades espirituales conviven de manera natural con la celebración y el disfrute de esta fecha especial, fortaleciendo los lazos familiares y la fe.
Uno de los pilares de la celebración navideña para esta Iglesia es el servicio al prójimo, siguiendo el ejemplo del Salvador.
A través del programa “Ilumina al Mundo”, se invita a personas de todas las religiones a realizar actos diarios de bondad durante la temporada.
Las acciones incluyen ayudar a familias necesitadas, donar alimentos o ropa, visitar a personas mayores o enfermas y colaborar con organizaciones locales.
“Creemos firmemente que cuando servimos a los demás, lo hacemos como si lo hiciéramos al mismo Jesucristo”.
Para los miembros de la Iglesia, vivir la Navidad no se limita al hogar, sino que se extiende a la comunidad, buscando generar un impacto positivo en su entorno.
Respeto y valores universales
El presidente de la Estaca Torreón, destacó el profundo respeto que tienen por la manera en que otras religiones y personas celebran la Navidad.
Reconocen que esta fecha es especial para millones de personas en el mundo y consideran que, más allá de las diferencias, los valores universales como el amor, la solidaridad, la esperanza y la paz unen a la humanidad.
“Creemos que la influencia del Salvador es tan grande que incluso en estas fechas se percibe un cambio en el corazón de muchas personas.
La Navidad tiene esa capacidad de ablandar corazones y recordarnos lo esencial”.
Para la iglesia de los Santos de los Últimos Días la Navidad es un tiempo de fe, familia, servicio y alegría, donde la celebración y la convivencia se viven de manera sana, procurando que cada acción refleje el amor y el ejemplo de Jesucristo, a quien consideran el verdadero motivo de la Navidad.
“En lo personal, como familia, procuramos que en la noche de Navidad el invitado especial sea Jesucristo, porque es a él a quien estamos celebrando”, expresó.
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