El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) catalogó como sitio de importancia los petrograbados de El Venado, situados en la zona limítrofe entre Atotonilco de Tula, Tula de Allende y Tepeji del Río.
Recientemente, la dependencia dio a conocer que en la ruta del tren México-Querétaro —que consta de 226 kilómetros— se registraron 141 lugares con elementos culturales; de ellos, 31 de interés arqueológico y dos de relevancia: El Venado y Tula. El primero está directamente relacionado con petrograbados y pinturas rupestres.
De acuerdo con el director de Salvamento Arqueológico del INAH, Salvador Pulido Méndez, El Venado está ubicado cerca del poblado conocido como Jasso, en Tula de Allende, y fue registrado en 1980 por la dependencia.
Se catalogó entonces como un asentamiento con terrazas y un área arquitectónica posiblemente correspondiente a complejos habitacionales, además de contener pinturas rupestres.
En un reciente recorrido que realizaron los arqueólogos del INAH para supervisar el derecho de vía del proyecto ferroviario, hallaron en El Venado elementos arquitectónicos con afectaciones por el tiempo y la actividad agrícola.
Aún se conservan las pinturas rupestres, por lo que los especialistas hicieron observaciones a la obra para evitar daños. Además, se prepara un proyecto para explorar el sitio y determinar su cronología.
Modificarán el trazo del tren por hallazgo arqueológico
El 22 de octubre, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo anunció un cambio en el trazo de la ruta del tren México-Querétaro tras el hallazgo de los petrograbados.
Admitió que no es posible trasladarlos a un museo, por lo que se realizará una modificación en la ruta, aunque aseguró que no representará una afectación significativa para el proyecto.
"Primero se vio con el INAH si era factible rescatarlos y ponerlos en algún museo para la vista de todos, pero es una zona de mucha mayor complejidad, incluso para los pueblos originarios de hoy que lo reconocen como un santuario.
"Entonces, se va a cambiar la vía, se va a cambiar la ruta, muy poquito, en realidad no representa grandes costos", señaló la mandataria.
Por su parte, el comandante del Agrupamiento de Ingenieros, Ricardo Vallejo Suárez, explicó durante la conferencia mañanera que el tramo del tren abarca 226 kilómetros, de los cuales 119 están en un derecho de vía ya impactado, y 100 kilómetros corresponden a un nuevo trazo.
Indicó que en ese nuevo trazo se deben realizar estudios ambientales, además de una campaña de prospección y rescate arqueológico.
"Por eso, cuando vamos a hacer vía nueva nos topamos en la zona de Tula, en un acantilado, unos petrograbados", detalló.
Inicialmente, los ingenieros consideraron retirar las piedras y trasladarlas a un sitio de exhibición; sin embargo, el titular del INAH, Omar Vázquez Herrera, y su equipo dictaminaron que no era posible.
De modo que, para salvar los 70 metros donde se encuentran los petrograbados, se hará una desviación de ocho kilómetros de vía férrea: cuatro antes del sitio y cuatro después.
MILENIO acudió al campamento del Agrupamiento de Ingenieros Militares Felipe Ángeles, ubicado en la comunidad Bominthzá, Tula de Allende —donde se localiza el tramo que incluye El Venado—, para conocer detalles sobre la modificación del trazo.
No obstante, el personal informó que el encargado del campamento, identificado como Fabián, no se encontraba en el lugar y que su segundo al mando no podía ofrecer información sin autorización.
El Venado: santuario entre tres municipios
De acuerdo con documentación oficial del INAH, el sitio histórico El Venado se ubica en terrenos del ejido Pueblo Nuevo, en Tula de Allende, y alberga una pintura rupestre en color blanco.
El oficio número 84.01/423/2016 del Centro INAH Hidalgo, entonces dirigido por Juan José Arias Orozco, considera “las manifestaciones rupestres como representaciones grabadas en las superficies de las rocas, de culturas nómadas estacionales y semisedentarias que poblaron el área suroeste del estado de Hidalgo”.
Estas representaciones muestran sistemas ideográficos desarrollados, basados en formas geométricas, figuras humanas, animales y plantas.
En el caso de El Venado, se hallan sobre “una base plana en una cocacha (abrigo)” y “la figura más representativa es un cuadrúpedo mamífero al que algunos le han llamado El Venado”.
En total se identificaron cuatro elementos rupestres del tipo petrograbado, junto con monumentos arqueológicos muebles e inmuebles relacionados con culturas mesoamericanas del periodo Epiclásico (600 d.C.–900 d.C.).
El INAH Hidalgo determinó que la zona de la falda en El Venadito debe respetarse “para evitar afectación al paisaje de la pintura rupestre”, por lo que queda restringido cualquier tipo de obra en el lugar.
Asimismo, las terrazas de piedra basáltica utilizadas en época prehispánica deben conservarse y no pueden removerse, y el transporte pesado solo podrá circular por caminos existentes, sin abrir nuevas rutas.
Un acantilado que guarda milenios de historia
El Venado se encuentra enclavado en un punto remoto donde convergen Atotonilco de Tula, Tepeji del Río y Tula de Allende. Es un sitio oculto entre maleza seca, al que solo se llega por un camino de terracería.
Quien talló los petrograbados eligió un lugar apartado, protegido del tiempo y de la mirada de los curiosos, para preservar su mensaje ancestral.
Aunque cerca hay infraestructura hídrica relevante para la región, pocos imaginarían que ese acantilado guarda un tesoro histórico. En el lugar se observan rastros de topógrafos, banderas y marcas de viento; al pie del acantilado, los arqueólogos limpian la maleza para registrar los hallazgos.
Las figuras de venados, animales y seres antropomorfos se conservan claras y nítidas. Su difícil acceso las protege, aunque por décadas la agricultura y la extracción de piedra han dañado la zona contigua.
En 2014, el INAH Hidalgo, bajo el mando de Rodolfo Palma Rojo, clausuró el banco de piedra conocido como Peña del Venado por la aparición de una osamenta y objetos prehispánicos, aunque muchas rocas ya habían sido removidas.
El sitio ha sido considerado por los pobladores como un espacio sagrado, donde se han hallado cerámicas y utensilios antiguos. Hoy permanece silencioso, rodeado de milpas, observando a lo lejos las luces y el ruido de las máquinas que acompañan a la modernidad.
Arte rupestre en Hidalgo: herencia de los primeros pueblos
La arqueóloga Carmen López Monterrubio, egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) e investigadora del Centro de Investigación del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo (Cecultah), escribió en la revista Arqueología Mexicana (número 36) que “en Hidalgo las pinturas rupestres están generalmente asociadas a cuevas o abrigos rocosos, lugares que debieron ser sagrados o servir como refugio”.
Añadió que “también es común que las pinturas se localicen en peñas y formaciones rocosas” y mencionó que existen expresiones rupestres en múltiples municipios, entre ellos los de la región de Tula: Atotonilco de Tula, Tepeji del Río, Tula de Allende y Tezontepec de Aldama.
Senderismo cultural para conservar la memoria
El director de Cultura y Turismo en Atotonilco de Tula, Carlos Rodríguez Tovar, señaló que los petrograbados de El Venado forman parte de las rutas de senderismo que promueve la autoridad municipal.
Desde el inicio de la actual administración, se planteó impulsar los sitios históricos y culturales del municipio. Entre las rutas se encuentra El Chamán, en la comunidad San José Acoculco, limítrofe con Tula y Tepeji, donde se ubican los petrograbados conocidos como El Venado, El Chamán y El Nahual.
Rodríguez Tovar destacó que durante los recorridos se fomenta el respeto por la zona y la conservación del patrimonio histórico, como una forma de conciencia colectiva para que las futuras generaciones puedan disfrutarlo.
Megafauna y vestigios del Pleistoceno
Durante la construcción de la Planta Tratadora de Aguas Residuales (PTAR) de la Conagua, ubicada entre las comunidades San Antonio, San José y El Portal, en Atotonilco de Tula, se hallaron restos óseos humanos y de animales que datan de finales del periodo Pleistoceno (más de 10 mil años).
Especialistas del INAH y del Conaculta encabezaron los trabajos tras el hallazgo, que incluyó huesos de mamut, camello, venado, bisonte, equino, mastodonte y gliptodonte, entre otros.
La arqueóloga Alicia Bonfil Olivera señaló en la revista Arqueología Mexicana (número 118) que “se trata hasta ahora del hallazgo más numeroso y variado de restos de megafauna extinta en la Cuenca de México”.
La presidencia municipal de Atotonilco incorporó este hallazgo a su oferta de senderismo bajo la ruta Sendero del Mamut, donde los visitantes recorren el área y conocen también un antiguo horno de cal.
El Venado, silencioso y remoto, sigue ahí: testigo pétreo de las primeras miradas humanas sobre la tierra que hoy atraviesa el tren de la modernidad.
ksh