Brenda Valenzuela implora a quienes se llevaron a su hijo, Carlos Emilio Galván Valenzuela, un joven de 21 años originario de Durango, desapareció la madrugada del 5 de octubre tras ingresar al baño del centro nocturno Terraza Valentino, en Mazatlán. Han pasado 24 días desde entonces, y el caso continúa sin respuestas.
“Pedirles que por favor me lo regresen. Que mi hijo es una persona buena, que tiene toda una familia que lo está esperando, que quizás esas personas que lo tienen también deben de tener su familia. Deben de tener una madre que los espera también en su casa. Deben de tener hermanos, hijos, que por favor se pongan por un momento en mi lugar y que le permitan a mi hijo regresar”, dijo Brenda.
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Desde su llegada al puerto, Brenda no ha descansado. Ha recorrido calles, tocado puertas y acudido una y otra vez a la Fiscalía General del Estado (FGE) de Sinaloa en busca de información. También se ha unido a marchas y colectivos de búsqueda, donde repite con fuerza que no se irá de Mazatlán hasta encontrar a su hijo.
“Desde el momento en que desapareció no he perdido la fe. Sé que Dios es bueno y que no nos ha dejado solos. Tengo la esperanza puesta en que lo va a traer de regreso”.
En entrevista para MILENIO, la madre del joven estudiante de gastronomía considera que desde los primeros días se perdió un tiempo clave para investigar. “Esto debió haberse atendido desde el primer día”, dice con firmeza.
Brenda se refirió a la revisión de cámaras de seguridad del establecimiento, de negocios vecinos y de la ciudad, acciones que, según su relató, comenzaron a realizarse hasta semanas después.
—¿Considera que hubo tiempo que se perdió?, “Demasiado, de hecho, yo creo que se sigue perdiendo, porque estamos en el día 24 y pues todavía no hay un seguimiento que se le esté dando, una línea de investigación que ya sea más perfilada, digamos, que nos lleve a mi hijo”.
La fiscalía de Sinaloa le confirmó haber recibido las grabaciones del bar, pero ella asegura que no ha tenido acceso a todo el material. Esa falta de claridad, dice, le ha quitado confianza en la investigación.
“Yo sí, honestamente, con base en cómo se ha llevado todo este proceso, no tengo plena confianza en esa información. Hay muchas cosas que me hacen dudar: el tiempo, principalmente; el bloqueo para que eso estuviera a nuestra vista, a nuestro conocimiento; y tantas inconsistencias que veo. Honestamente, sé que son una prueba muy importante: los videos, las grabaciones, todo lo que pueda haber respecto a ese material”, expresó.
Mientras el tiempo avanza sin respuestas, la búsqueda se ha convertido en un esfuerzo familiar.
“Es muy complicado, o sea, te cambia completamente, pues pudiera decir que tu vida, pero ya no es tu vida, o sea, ya nada se ve igual, ni se hace igual. Afortunadamente pues sí nos hemos coordinado como familia, para ser un equipo y no detenernos en la búsqueda de mi hijo”.
Durante estos días en Mazatlán, Brenda ha conocido a otras familias que también buscan a sus desaparecidos.
“Tristemente me puedo dar cuenta que sí, que el caso de mi hijo no es el único, que hay muchísimos casos anteriores al de mi hijo, y posteriores lamentablemente, o sea que esto, pues no se detiene, que sí es un problema muy grave, y pues sí es muy frustrante ver que las autoridades no lo atienden con la oportunidad y la importancia que el caso requiere, ¿no? Es triste, es triste ver que hay tantas familias desintegradas y afectadas por esto”, añadió.
De su hijo, Brenda conserva la imagen de un joven alegre, tranquilo y deportista, recién egresado de la licenciatura en gastronomía. “Era alegre, amigable, muy unido a la familia. No se metía en problemas”, recuerda.
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