Ve el trabajo como bendición y por tanto se anima solo, canta y casi baila al ritmo de su escoba, su herramienta con la cual da brillo a las calles del Centro Histórico de Lerdo como trabajador manual del Departamento de Limpieza.
Es Damián Vitela, trabajador de confianza de la Dirección de Servicios Públicos en Lerdo, tiene laborando cinco años y ataviado con su chaleco azul marino con el logotipo de “Por Lerdo Todo, Unidos Somos Grandes”, y llevando colgado al cuello un radio transmisor, cubre su ruta de barrido manual es diferente cada día, pero ello no merma su entusiasmo para cumplir su encomienda.
Añade que son otros cuatro hermanos los que trabajan en el municipio en Obras Públicas, Alumbrado y Parques y Jardines, todos ellos ya sindicalizados, pero menos él, pues se quedó a la espera de la promesa que le hicieron el año pasado antes de finalizar la administración de Homero Martinez, por lo que finca su esperanza de que ahora su sindicato si le cumpla.
Al ritmo de Espinoza Paz con la rola de “El próximo viernes” y seguida por “Pero te vas arrepentir” del michoacano Zamacona, Damian toma sus tiempos y empujando su carrito avanza tramo por tramo de la calle Guerrero casi esquina con Zaragoza, con su escoba acumula la basura lo mismo de hijas, tierra y otros residuos que la gente tira sin ningún miramiento ni cultura ambiental.
Dice que le gustan todas las canciones pero más las norteñas y gruperas, las que le dan ambiente a su jornada que empieza desde las 6 de la mañana a las 2 de la tarde, dónde le asignan diferentes calles de la zona centro, que es su ruta, pero siempre con mucha alegría y ritmo.
¿Qué les dirías a la raza que no tiene trabajo?
“Que le echen ganas, que sí hay trabajo, pero son huevones, dónde sea hay jale, pero hay que salir a buscar. El que no sale a buscarle, es el que no haya”, dijo mientras avanza en su carrito a la otra esquina.
Y así Damian sigue su jornada, mientras saluda al “Chaparro”, un ciclista que pasa por ahí, en tanto otros en una camioneta pickup up le suenan el claxon para saludarlo y solo extiende su escoba a manera de responder, para luego seguir silbando, cantando a todo pulmón, como si fuera una fiesta que combina con su trabajo, con pasión y entusiasmo.
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