Para Julián Gallo, periodista especializado en comunicación digital, los fenómenos políticos y sus figuras en el mundo actual no pueden explicarse sin las estrategias planteadas para redes sociales que potencializan el carisma de sus promotores.
En entrevista para MILENIO, resalta que la inteligencia artificial se ha convertido en un aliado para las campañas políticas y los equipos de los candidatos, pero también la necesidad de que estas herramientas sean potencializadas por periodistas y comunicadores para hacer una vigilancia más minuciosa del poder.
Gallo, quien estará en el Symposium MILENIO: Futuro 5.0: Inteligencia Artificial y La Nueva Era Industrial, consideró también que la polarización de nuestros tiempos es normal si se toma en cuenta que las redes sociales abrieron la puerta de expresión a diversos grupos, además de que esto representa incluso una ventaja para quienes tratan de convencer al electorado.
-¿En qué consiste la Comunicación Política Digital en la actualidad?
La comunicación política en la actualidad se ha convertido esencialmente en digital y casi podríamos decir que no hay otra. Hay un pequeño grupo de personas que siguen leyendo prensa impresa de papel, pero la gran mayoría de los lectores lo hacen a través de la versión web o en distintas sinopsis en las redes sociales.
Mi estrategia en particular y la que trabajo está concentrada en redes sociales porque en la política se ha mostrado desde la victoria de Mandami, la de Donald Trump o la de Milei que se trató en gran parte de una construcción hecha en redes sociales, porque nos permite actuar sin un intermediario, es decir, nosotros podemos hablarle directamente al público.
Y esto implica un impacto enorme porque de alguna manera la política, los políticos, tienen que pensar sus rutinas, sus estrategias como si fueran auténticos medios de comunicación: sus objetivos de audiencia, de reacciones, frecuencia de contenidos y cadencia en el momento de publicar.
En todos esos elementos la inteligencia artificial funciona potencialmente como un asistente. Nos ayuda en muchos aspectos, entre ellos la investigación para tratar un tema y la preparación para un debate, por ejemplo, la verificación de datos, que es un uso que también le da la prensa o la construcción de imágenes, de gráficos.
Yo vengo de hacer la campaña de un diputado e hicimos esencialmente las gráficas que estuvieron generadas en Nano Banana, que es una versión de creación de imágenes de Google. Pero un uso más sofisticado en el que estoy utilizando inteligencia artificial tiene que ver con sus capacidades de interpretación.
-Vivimos una sociedad polarizada en lo político y social, ¿cuáles serían los retos de la Comunicación Política Digital?
Creo que las redes sociales polarizan la opinión pública porque la opinión pública se puede expresar. La gran novedad que podemos tener con respecto al siglo XX es que ahora tenemos multitudes de personas, casi tantas como personas que hay en un país, que son capaces de expresar su opinión.
Las opiniones y las posiciones que antes se tenían en conversaciones con los amigos y quedaban ahí flotando ahora se combinan y tribalizan, o sea, en el sentido de yo quiero pertenecer a una tribu y no quiero pertenecer a la otra. Hay menos matices que se pueden permitir, porque no hay dos tribus, no hay tres, no hay una tribu en el medio.
En la política muchas veces hay algunos que tratan de generar un argumento de no todo es blanco y negro. En este momento parece que todo es blanco y negro, pero aquellos políticos que intentan estar en el medio fracasan.
En el caso de tomar la elección reciente, Mandami tiene una posición hiper extrema, sin embargo, por ser alguien que defiende banderas de las llamadas progresistas se sostiene muchas veces cree que esas funciones no son polarizantes y extremistas, sino las otras. De una forma también tribal de ver quién es el el el que polariza. Siempre el que polariza parece ser al que le conviene es el otro.
Desde mi punto de vista es una oportunidad para la política entender que hay un electorado dividido y que hay una parte de ese electorado que no se puede disputar.
Lo que se puede hacer es cambiar creencias, hacer crecer la propia tribu, darle características propias para representar a uno y no que la represente otro. Estamos en esa disputa de comunicación.
Quienes ganan son los que ganan en comunicación. Mandami ganó en la comunicación, triunfó de manera abrumadora con un montón de características estratégicas que tienen que ver con lo que hicieron en las redes sociales y también con características personales, porque es una persona que tiene atributos de comunicación propios, más allá de redes sociales, etcétera.
-En estos tiempos un posteo en redes sociales parece dictar una agenda política, ¿cuál sería la labor de los medios de comunicación para lidiar con esto?
Hay mucho por hacer y la prensa es la que tiene que permitir a la opinión pública calibrar qué es lo que se está diciendo, qué significa lo que están diciendo esos políticos. Y en múltiples sentidos: los intereses que se tienen para decirlo, qué cosas ocultan y por qué está hablando ahora y no ayer.
En este momento estoy dirigiendo la estrategia el Clarín de Argentina en X. Estamos con un proyecto de analizar de manera permanente las métricas de líderes de opinión. Para saber de qué hablan, con quién hablan, qué lenguaje usan, cuántas palabras publican, en qué horarios. Queremos utilizar esa métrica para hacer una especie de servicio meteorológico en el cual, así como las empresas miden el clima de simpatía de sus comentarios, nosotros hacerlo de manera sistémica en la política.
¿Por qué creo que esto es importante? Es uno como un nuevo foco periodístico en el cual no solamente miramos declaraciones, sino también los performances que tienen las declaraciones. La prensa tiene que desarrollar una vigilancia más cerrada sobre la actividad digital de la política, más sospecha y más profunda sobre sus métricas.
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